
«Cómo sobrevivió Cuba». Por Helen Yaffe
Hoy, En un nuevo aniversario del asalto al Cuartel Moncada de 1953, hito central entre los antecedentes del triunfo revolucionario culminado el 1 de enero de 1959, compartimos un nuevo texto de Helen Yaffe, investigadora británica dedicada a temas latinamericanos y en especial sobre Cuba.
«Cómo sobrevivió Cuba». Por Helen Yaffe. Traducido desde la web Tribune (Reino Unido), «How Cuba Survived».
Durante sesenta años, la Revolución Cubana ha desafiado las expectativas y burlado las reglas. Cuba es un país de contradicciones; un país pobre con indicadores de desarrollo humano líderes en el mundo y que ha movilizado la mayor asistencia humanitaria internacional; una economía débil y dependiente que ha sobrevivido a la crisis económica y al bloqueo extraterritorial de los Estados Unidos; anacrónico pero innovador; formalmente condenado al ostracismo, pero con millones de ardientes defensores en todo el mundo. A pesar de haber cumplido la mayoría de los objetivos de desarrollo sostenible fijados por las Naciones Unidas en 2015, la estrategia de desarrollo de Cuba no se considera como un ejemplo. Estas contradicciones requieren una explicación. «Cuba es un misterio», me dijo Isabel Allende, directora del Instituto Superior de Relaciones Internacionales, en La Habana, «es verdad, pero hay que tratar de entender ese misterio».
A los historiadores les gustan los aniversarios; ayudan a marcar el paso del tiempo y a dar perspectiva a su paso. En 2019 se cumplieron sesenta años desde que el Ejército Rebelde tomó el poder de la dictadura cubana de Fulgencio Batista. Pero a mitad de camino hubo otro marcador útil: se cumplieron treinta años desde que Fidel Castro declaró públicamente que si la Unión Soviética se desintegraba, la Revolución Cubana perduraría. Lo dijo el 26 de julio de 1989, dieciocho meses antes de que la URSS se derrumbara y cuatro meses antes de la caída del Muro de Berlín. Durante tres décadas, la supervivencia del socialismo cubano se atribuyó a la ayuda soviética. Hoy en día, la Revolución ha vivido en el mundo post-soviético por más tiempo que bajo la esfera de influencia soviética. ¿Cómo sobrevivió el socialismo cubano?
La Revolución es ahora más antigua que el nuevo jefe de Estado, el Presidente Miguel Díaz-Canel, que es totalmente un producto del socialismo cubano. Es hijo de un mecánico y un maestro de escuela, nacido en abril de 1960 en Placetas, una pequeña ciudad en el centro de Cuba fundada por los colonos españoles en 1861. En abril de 2018, con un voto no unánime de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Díaz-Canel tomó el relevo de Raúl Castro. Su ascenso es uno de los enigmas de la historia resueltos: el fin del reinado de Castro no significó el fin de la Revolución Cubana.
Durante años, los estudiosos de Cuba fueron condicionados a creer que la trayectoria de la Revolución sólo podía entenderse por referencia a la biología o la psicología de Fidel Castro. Sin embargo, Fidel se enfermó, renunció, murió, pero la Revolución siguió adelante. Raúl Castro se hizo cargo. Se le llamó «hermano», como si eso explicara su gobierno; «reformador», como si se asegurara una transición pacífica al capitalismo. Raúl vino, se reformó, renunció y el sistema socialista prevaleció.
Así que, si no fueron los ‘hermanos Castro’ quienes explicaron la resistencia del sistema, entonces otros factores deben explicar su supervivencia en el mundo post-soviético. ¿Hemos estado demasiado distraídos por toda la palabrería sobre lo que la Revolución estaba haciendo mal como para preguntarnos sobre lo que estaba haciendo bien y cómo?
Un Pueblo Revolucionario
Mi libro se propone contar esa historia. ¡Somos Cuba! Cómo ha sobrevivido un pueblo revolucionario en un mundo postsoviético muestra cómo las decisiones tomadas en un período de crisis y aislamiento desde finales de la década de 1980 dieron forma a Cuba en el siglo XXI en los ámbitos de la estrategia de desarrollo, la ciencia médica, la energía, la ecología y el medio ambiente, y en la cultura y la educación. Muchos de estos acontecimientos han tenido lugar «bajo el radar», extranjeros asombrados como el Dr. Kelvin Lee, presidente de inmunología en un Centro de Cáncer de Nueva York que está probando una inmunoterapia cubana contra el cáncer de pulmón, quien describió los logros de la biotecnología cubana como «inesperados y muy emocionantes».
El libro se centra no sólo en la política, sino en las restricciones y condiciones que dieron forma a cada curso de acción, así como las motivaciones, programas y objetivos detrás de ellos. Destaca un elemento esencial que ha sido subestimado en la mayoría de los comentarios sobre Cuba: el nivel de compromiso de la población en la evaluación, la crítica y la modificación de los cambios de política y las reformas propuestas, a través de canales representativos, foros públicos, consultas nacionales y referendos. Ahí está la voz del pueblo revolucionario. En la Cuba socialista, la relación entre el «gobierno» y el «pueblo», a través de sus organizaciones, es extremadamente permeable. El socialismo cubano ha sobrevivido con el respaldo del pueblo revolucionario y el no reconocerlo conduce a distorsiones y malentendidos sobre la legitimidad del gobierno revolucionario y el equilibrio de poder.
Esto no significa negar el infatigable liderazgo y la autoridad de Fidel Castro, y el posterior protagonismo de Raúl Castro. Pero como señaló el historiador militar Hal Keplak, «ni las FAR [Fuerzas Armadas Revolucionarias] ni siquiera recursos policiales importantes fueron nunca necesarios en un papel de seguridad interna» para sofocar disturbios civiles. Los proyectos que los Castro iniciaron dependían de su capacidad de conseguir el apoyo del pueblo cubano. De ahí la necesidad de ir constantemente al pueblo, para explicar, instar, debatir y ganar el consenso para movilizar al pueblo revolucionario a la acción.
La etiqueta «pueblo revolucionario» en el título del libro no sólo significa militantes comunistas, aparatos del partido o burócratas del estado. Incluye a las comunidades y a los cubanos ‘comunes y corrientes’ que acaban de entrar en el arte de vivir, uniéndose para superar el Período Especial de crisis económica. Hablo de los habitantes de la ciudad que se convirtieron en agricultores urbanos para proveerse de alimentos a sí mismos y a sus vecinos; de los jóvenes «desconectados» que se convirtieron en el Ejército de Ciudadanos en la Batalla de Ideas; de los ecologistas que persiguen el desarrollo sostenible y las energías renovables; del personal médico que dejó atrás sus hogares y familias para servir a las comunidades más pobres y desatendidas del mundo; los científicos médicos que trabajaron incansablemente para producir medicinas que la isla no podía importar debido al bloqueo de los Estados Unidos o al precio del mercado internacional; los científicos sociales que advirtieron a los responsables políticos que los cubanos se estaban quedando atrás en la búsqueda de la eficiencia; y los millones de cubanos que acudieron una y otra vez a debatir las políticas y reformas propuestas que les afectarían.
Cómo sobrevive Cuba
Los representantes políticos, los jefes de instituciones científicas, los líderes juveniles y otros cuyas voces están representadas en mi libro no representan a una élite o aristocracia más que Díaz-Canel. A lo largo de los años en Cuba he visitado los hogares de ex ministros, diplomáticos, líderes políticos, intelectuales y otros profesionales que viven en casas comunes sin lujos y que comparten las mismas carencias cotidianas de sus vecinos. Como empleados del sector estatal, muchos de mis entrevistados reciben sueldos bajos, incluso para los estándares cubanos, a pesar de sus calificaciones y las responsabilidades de sus cargos.
Antes de la Revolución, Allende me dijo que el «gran sueño» de su familia era que trabajara como secretaria en la Compañía Eléctrica Cubana de propiedad estadounidense. En lugar de ello, asistió a la universidad, se convirtió en embajadora y hoy es directora de un importante instituto que forma a diplomáticos y académicos. «No soy millonaria, no tengo nada de eso, pero desde el punto de vista de lo que hice en mi vida… ¿Podría haber sucedido antes de la Revolución? No. Eso se debe exclusivamente a la Revolución». Asimismo, Jorge Pérez Ávila es hijo de un conductor de autobús que se convirtió en el jefe de un hospital de enfermedades tropicales de renombre mundial, el IPK. Estas son personas comunes a las que el sistema cubano les da la oportunidad de hacer cosas extraordinarias.
El análisis también se basa en mis propias experiencias de visitar y vivir en Cuba con frecuencia desde mediados de los 90, cuando me quedé en la isla por primera vez cuando era adolescente. Fue una época austera durante el Período Especial; vimos cómo los cubanos cavaban hondo para sobrevivir, como individuos y como sociedad socialista. Fue una experiencia transformadora. Regresé regularmente: para festivales mundiales, brigadas de solidaridad, viajes de investigación y trabajo de campo, visitas personales, seminarios académicos y más viajes de investigación.
Tras el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos en el verano de 2015, La Habana se convirtió en «el lugar donde hay que estar» para las bandas de rock veteranas, las estrellas del pop, los políticos, los cineastas y la industria de la moda. El presidente Obama visitó Cuba en marzo de 2016, seguido rápidamente por el ministro de Asuntos Exteriores británico, el presidente francés y otros ministros europeos. Ellos iban a la zaga de los jefes de Estado rusos, chinos y latinoamericanos. Los bordes afilados del bloqueo estadounidense se rompieron gracias a las licencias de comercio e inversión concedidas a empresas estadounidenses por la administración Obama.
Mientras tanto, desde 2008 se han producido importantes acontecimientos internos en Cuba. La distribución de dos millones de hectáreas de tierras estatales a agricultores privados; los Lineamientos para la Actualización del Modelo Económico y Social aprobados en 2011 y actualizados en 2016 redujeron el control estatal de la economía y recortaron el gasto público; la Zona Especial de Desarrollo del Mariel y una nueva Ley de Inversión Extranjera de 2014 buscaron canalizar el capital extranjero hacia Cuba; cientos de miles de trabajadores fueron transferidos de empleos estatales a cooperativas y nuevos empleos en el sector privado, lo que provocó un aumento de las remesas; y se permitió a los cubanos vender sus casas y automóviles en un mercado interno abierto por primera vez en treinta años.
La apertura del mercado ha llevado a muchos comentaristas externos a concluir que, intencionadamente o no, Cuba está reintroduciendo el capitalismo. Dieron a los dirigentes de EE.UU. un argumento para iniciar un acercamiento bajo el mandato de Obama en diciembre de 2014, mientras que los dirigentes, analistas y académicos occidentales especularon sobre si Cuba experimentaría una transición al capitalismo al estilo de Europa del Este o una liberalización económica gradual bajo las estructuras estatales centralizadas existentes, siguiendo el «modelo chino». Mientras tanto, el gobierno cubano insiste en que estas medidas son necesarias para preservar la Revolución socialista. ¿Dónde está la verdad?
Como un castillo de arena, el acercamiento fue arrastrado por la actitud hostil de la presidencia de Trump. Para marzo de 2020, la administración Trump había implementado 191 medidas contra Cuba; una nueva amenaza para la existencia de la Revolución Cubana. Sin embargo, la respuesta cubana a la pandemia de Covid-19, ha vuelto a suscitar la admiración internacional por el pueblo revolucionario de Cuba. Una droga antiviral cubana está dando resultados positivos en el tratamiento de los pacientes y el personal sanitario cubano está viajando a docenas de países para prestar asistencia médica. ¿Cómo puede una pequeña isla caribeña, subdesarrollada por siglos de colonialismo e imperialismo y sometida a sanciones punitivas extraterritoriales por parte de los Estados Unidos durante sesenta años, tener tanto que ofrecer al mundo? Mi libro contribuye en cierta medida a responder a esa pregunta.
Helen Yaffe es profesora de teoría económica y social en la Universidad de Glasgow. Su último libro es «We Are Cuba! How a revolutionary people survived in post-Soviet world».
Otros textos de Helen Yaffe publicados en DeFrente:
«Liderando con el ejemplo: Cuba en la pandemia de Covid-19», 5 de junio.
«La ciencia médica cubana al servicio de la humanidad», 11 de abril.
«Cómo Cuba está revolucionando su agricultura», 1 de enero de 2019.
Más artículos sobre Cuba, acá.
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Idania
Gracias Helen por dedicar tu energía y tu talento a evidenciar la resistencia de nuestro pueblo ante tantas adversidades, en particular el injusto bloqueo a los que nos someten los EEUU hace ya mas de 60 años.