El gobierno de Zelenski, en buena medida abandonado a su suerte por sus mandamases de los gobiernos de Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN, parece ya entregado y buscando un acuerdo con el gobierno de la Federación Rusa, señalando la voluntad de constituir un «estatuto de neutralidad» que asegure la exclusión de su posible entrada a la OTAN.

Cosa importante, sin duda, pues era precisamente la voluntad expresa de su gobierno de intentar entrar a la OTAN una de las cuestiones que eran, de manera muy fundada, una «línea roja» para Rusia. La cosa es sencilla de entender: El equilibrio estratégico que impide una nueva «Guerra Mundial» abierta entre las superpotencias militares tras 1945, es la situación de empate militar principalmente nuclear conocida hace décadas como «Destrucción Mutua Asegurada»: las superpotencias no tienen conflictos bélicos directos pues aquello implicaría la destrucción mutua y con ella de partes importantes del planeta y la vida humana sobre él. Suena crudo, y lo es, pero es lo que es.

Ante la posibilidad de ruptura de tal equilibrio con la eventual entrada de Ucrania en la OTAN, Rusia puso la alerta total, cuestión que, le guste o no a un «pacifismo» muy ingenuo que omite las condiciones efectivas del Mundo en el que vivimos, es una posición muy sensata y con la que uno puede coincidir, sin tener que convertirse con ello en un «seguidista» de Putin y su Gobierno.

Ahora bien, el gobierno que encabeza Putin ha puesto otras condiciones, que son también muy razonables, y, nuevamente, señalarlo así no lo convierte a uno en un seguidor del gobierno procapitalista y de derecha centrista de la Federación Rusa.

Esas condiciones pasan por el reconocimiento de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk (una cuestión que la izquierda rusa apoyó desde el mismo 2014), y por lo que con bastante rigor el gobierno ruso ha llamado como «Desmilitarización y Desnazificación». Porque paremos la hipocresía liberal y occidental: En Ucrania se han cometido horrendos crímenes y persecuciones sistemáticas por parte del régimen pro OTAN y pro Unión Europea instalado a partir del 2014, provocando muerte, desplazamientos, y múltiples violaciones a los Derechos Humanos de partes significativas de la población ucraniana, sean de ascendencia rusa, ruso parlantes, militancias y organizaciones de izquierdas, o simplemente ciudadanía crítica u opositora al estado de cosas abierto desde el 2014.

Aquello, en todo caso, pasa por el juicio y castigo hacia numerosas actorías muy poderosas en la interna ucraniana, dirigencias políticas, integrantes del anterior gobierno de Poroshenko, empresarios oligarcas financistas de los grupos paramilitares de extrema derecha, integrantes de esos grupos.

En conclusión: Bien el «pie atrás» de la «neutralidad» y no entrada de Ucrania en la OTAN, pero insuficiente, y ojalá se atiendan las otras condiciones: No a la impunidad y juicio y castigo a los criminales, quienes le han apoyado desde el Gobierno, avalado y financiado.

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* Imágenes de Incendio del edificio de Sindicatos de Odessa, 2 de mayo de 2014.

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