
«Chile y Nicaragua. Hipocresía y demagogia» Por Nicolás Valenzuela
Hay un patrón: duro con los enemigos de EEUU, blando y hasta ridículo con sus aliados. La gran excepción, China. El lado más liberal de Boric debe morir de ganas de hablar de Hong Kong y el Xinjiang, no obstante, los intereses de nuestra oligarquía consular lo limitan. Por otra parte, jamás se le ocurriría decir que EEUU es el máximo violador de derechos humanos en el mundo y que la agenda pro derechos humanos que impulsan o su binomio dictaduras/democracias es parte de la política del Departamento de Estado norteamericano.
Por Nicolás Valenzuela
Derechos humanos y política exterior turquesa. Esos, como ya lo revisamos anteriormente, son los pilares de las relaciones exteriores del gobierno de Gabriel Boric. La idea es, cómo nación pequeña, posicionarnos en torno al prestigio que puedan darnos el liderazgo en estos temas.
En el marco de los primeros se encuadra la posición que nuestra Cancillería ha tenido con Nicaragua. ¿El último hecho? Ofrecer asilo a quiénes el gobierno de Ortega expulsó y quitó la nacionalidad por traición a la patria.
En este artículo no nos vamos a pronunciar sobre la calaña de personas a las que el gobierno le ofrece la nacionalidad, ni la agenda pro yanki que traen. Solo vamos a analizar la decisión desde una perspectiva de política exterior.
Volvamos. La pregunta que ronda a la decisión de La Moneda es: ¿Por qué dentro de todos los conflictos del mundo, elegir Nicaragua para movilizar su política de derechos humanos? ¿A quién le habla con eso? ¿De dónde viene la obsesión de hablar de un país de poca relevancia para Chile?
Boric habla de Rusia, pero no de EEUU y ni de China. Habla contra Cuba y Venezuela, pero respalda al gobierno asesino de Boluarte en el Perú. Si, unas críticas para la galería en la Celac y sería. Nunca dijo nada respecto de Ucrania en el Donbass.
Hay un patrón: duro con los enemigos de EEUU, blando y hasta ridículo con sus aliados. La gran excepción, China. El lado más liberal de Boric debe morir de ganas de hablar de Hong Kong y el Xinjiang, no obstante, los intereses de nuestra oligarquía consular lo limitan. Por otra parte, jamás se le ocurriría decir que EEUU es el máximo violador de derechos humanos en el mundo y que la agenda pro derechos humanos que impulsan o su binomio dictaduras/democracias es parte de la política del Departamento de Estado norteamericano. La hipocresía queda a la vista y se ve poco serio.
Todas las cancillerías de América Latina y el mundo se dan cuenta. Por eso, sus discursos bienhechores tienen escasa recepción a nivel internacional, salvo una consecuencia negativa: pone piedras a la hora de construir unidad en la izquierda de América Latina. ¿Se puede criticar al gobierno de Nicaragua? Desde luego que sí, pero cuando el énfasis está solo puesto en las críticas al débil y no al fuerte, huele mal. Así, el resultado de la política de cancillería resulta ser injerencista y a nivel nacional divide a los sectores progresistas. Ningún gobierno de la región toma a Chile como referencia, salvo, los que están en la misma. Y, casualidad, resultan ser de derechas.
¿Pero por qué Nicaragua? Ciertamente hay una fijación personal entre el mandatario y la canciller. La de Urrejola se retrotrae a los tiempos donde era funcionaria del ministerio de colonias de EEUU -alias OEA- y el socialista José Miguel Insulza. La de Boric, hasta donde se puede rastrear, viene de sus vínculos personales en los tiempos del intento de golpe en 2108, financiado por su bien conocida NED (fundación de la CIA creada para estos propósitos luego del escándalo Irán-Contra en los 80). En ese entonces, en vez de criticar el intento de golpe, defendió a los golpistas financiados por EEUU.
Señor presidente, el prestigio se juega no sólo en las ideas, sino principalmente en su puesta en práctica, en su coherencia. Y también en trabajar para los intereses de América Latina, no para intereses ajenos. Moverse en un imaginario punto medio tomando como referencia la política exterior de EEUU y sus aliados, es como creer que en Chile se es de izquierda al moverse entre un punto imaginario entre la derecha y la concertación. Mejor no ahondemos en eso.
Al fin y al cabo, lo que hay con Nicaragua es una instrumentalización personalista de una crisis ajena para prestigiar a Chile, es injerencista respecto de Nicaragua y, casualmente, favorece la línea de EEUU en la región. Presidente sea serio, sea honesto. El estado chileno tiene intereses y por eso calla otras violaciones a los derechos humanos. Al poner los ojos en blanco para un solo lado confunde en vez de aclarar. Si quiere insistir en eso, insista en una agenda multilateral en vez de fijarse en los davides, mientras calla frente a los goliats.
En este sentido, no es tan grosero, pero está en la misma línea de Piñera y Cúcuta. No olvide que los analistas progresistas que lo apoyan dicen que este tipo de actos desprestigiaron la política exterior de Chile, de modo que caer en lo mismo solo se explica por su absurda obsesión de creerse el capitán derechos humanos.
Si quiere hacer algo realmente bueno, ponga el acento dónde corresponde. Con hechos, no con palabras. Lleva un año y no ha hecho nada por la unidad de la región, más que poner peros. No ha hecho nada para resolver el problema de la dependencia con China y EEUU y el eventual conflicto entre ambos. No está en campaña, está gobernando.