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«Chile y la dependencia China» por Nicolás Valenzuela

Por: Nicolás Valenzuela

El 2025 se cumplirán 20 años de la firma del Tratado de Libre Comercio con China. Las promesas de la época con las que se suscribió el acuerdo fueron: consolidar el proceso de inserción de la economía local en la internacional, intensificar el intercambio comercial existente, la posibilidad de atraer inversión china, diversificar las exportaciones cambiando la concentración en el cobre y la celulosa y agregar valor a las mismas.

Los Tratados de Libre Comercio que empezaron a proliferar desde los años 90′ representan el regreso, a nivel internacional, de las políticas de libre cambio bajo la lógica de las ventajas comparativas, luego del triunfo neoliberal en los 80′ y la derrota del polo soviético. En concreto, se eliminan la amplia mayoría de las barreras arancelarias cuyo objeto es proteger la industria nacional para que los bienes del otro país entren en «igualdad de condiciones».

La verdad es que mucho de aquello no se ha conseguido y la inversión China es insignificante al lado de norteamericana o europea. Si bien es cierto que el tratado complementario de inversión entre Chile y China es el más reciente y en los últimos años ésta ha venido aumentado de manera importante, esto implicará más y no menos dependencia respecto del gigante asiático.

Veamos los números:

El 38,5% de las exportaciones chilenas van a China (Banco Central, 2022). De ellas, el 80% corresponde a la minería. En esta materia, las exportaciones de escoria desde el año 2012 ha aumentado en términos absolutos y relativos, mientras el refinado se ha estancado (Cochilco, 2021). La relación con China explica más del 60% del crecimiento de las exportaciones totales de Chile desde la suscripción del TLC en 2004 (WITS, 2022). El crecimiento de la exportación de los bienes manufacturados de baja, media y alta intensidad ha crecido insignificante, mientras su balanza comercial ha aumentado negativamente (Ministerio de Economía, 2016).

En las importaciones, China representa el 30% de los bienes que llegan a Chile (Banco Central, 2022). El 90% corresponden al sector industrial. Es el principal importador de bienes de consumo y capital, mientras comparte el sitial con EEUU respecto de los bienes intermedios. La relación con China explica cerca del 30% del crecimiento de las importaciones totales de Chile desde la suscripción del TLC en 2004 (WITS, 2022).

En definitiva no hubo ni diversificación de las exportaciones, ni agregación de valor en las mismas, se terminó de destruir el sector manufacturero chileno y se profundizó el modelo primario exportador.

Resulta importante destacar que los números del intercambio comercial con el gigante asiático no han tocado techo. Su crecimiento ha sido sostenido incluso desde antes de la firma del TLC, lo cual implica que la dependencia, considerando el aumento de la inversión en esta próxima década y la intensificación del comercio, seguirá creciendo.

Este relación compromete estratégicamente la autonomía del país y nos hace susceptibles a presiones por parte de Pekín que, en el contexto de la disputa hegemónica con EEUU, no sería raro que empezaran a tomar más cuerpo. A casi 20 años del TLC resulta urgente que un gobierno que se dice ser progresista, problematice esta situación y corrija el rumbo. Pasamos de colonia formal de España a semi colonia inglesa y de manos de los isleños a EEUU, ahora vamos derechito a ser subordinados de China. ¿Qué hemos aprendido estos 200 años?

 

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