
Che y la creación económica del socialismo
Por Miguel Silva
A fines de los años ’1950, Cuba era una isla urbana y la gran mayoría de sus recursos provenían de la venta de su azúcar en el mercado internacional. Luego de la revolución, los campos del cultivo de la caña de azúcar todavía estaban en manos de empresas privadas cubanas o extranjeras, pero se había efectuado una reforma agraria.
Es decir, a partir de enero 1960 hasta junio de 1961, se expropiaron y distribuyeron casi cuatro millones de hectáreas de tierra a casi trescientos mil colonos, criadores de ganado, caficultores, arroceros, productores de frutas y trabajadores agrícolas. El ochenta y cinco por ciento de los campesinos dejaron de pagar arriendo de tierras y en resumen, aumentó en un 60% el poder adquisitivo del campesinado.
Según Ernesto Cardenal, el “fondo de salarios”, es decir la capacidad de compra que tenía el pueblo, aumentó en un 60% entre 1959 y 1961. Aumentaron los sueldos y bajaron los arriendos y las cuentas de la luz, entonces la gente tenía cómo comprar más.
Sin embargo la producción en el campo y la industria aumentaba solamente en un 10%, entonces la gente tenía cómo, pero no tenía qué comprar. Además los dueños de las industrias reaccionaban en contra de las medidas del gobierno.
¿Qué pensaban los revolucionarios de este tipo de cambios? Mejor escuchar a Orlando Borrego, compañero de armas de Che y luego compañero de trabajo:
“Desde la perspectiva política, había mucha confusión durante los primeros meses. Habían comenzado a circular los rumores que ésta (revolución) iba a ser socialista. Se comentaba entre la tropas y yo estaba dentro de los que decían ¡No, no puede ser! ¿Y que era ese socialismo en todo caso? No entendía. A causa de la imagen muy difundida que el comunismo era malo, yo compartía esa impresión…Queríamos una revolución que fuera justa, honorable, que iba a servir a los intereses de la nación y todo eso, pero que no tenía nada que ver con el comunismo… Esto lo discutíamos entre nosotros. Pero también nos dijimos, ¡Bueno, si Che y Fidel son comunistas, también somos nosotros!, pero por la devoción que sentíamos hacia ellos y no por una posición ideológica” (1)
Al aumentar la tensión entre el gobierno cubano y los EEUU, Fidel, en el mes de Septiembre de 1960, dijo que Cuba iba a luchar contra el capitalismo, la explotación y el imperialismo. En octubre envió al Che a una gira a los países “socialistas” donde éste conversó cara a cara con Kruschev y negoció el envío de ayuda económica, créditos, la venta de la zafra, la compra de maquinaria y armas para mejorar las defensas de Cuba. En fin, se integró el país al mundo de los soviéticos.
Pero la industria no tomó vuelo y había que pagar las cuentas de las importaciones de bienes de alimentación. Como medida de “emergencia”, a fines de 1961, Fidel anunció por la televisión que la gente con plantaciones propias de caña tenía que sacarlas, plantar verduras y así solucionar el problema de las importaciones de comida. Bueno, acto seguido la cosecha de azúcar bajó en un 50%. Su precio en el mercado internacional aumentó, pero ya se habían destruido las plantaciones.
En resumen, el crecimiento económico en Cuba aumentó, entre los años 1963-66, en un 3,8%. Pero entre los años 1965-70, solamente creció en un 0,4%.
Como una forma de salir de ese ciclo de dependencia, las nuevas autoridades y sus asesores proponían un desarrollo industrial más rápido. ¿Pero cómo saber si ese proyecto andaba bien? Sobre ese tema se aclararon dos estrategias.
Por un lado los economistas cubanos y rusos planteaban que las empresas tenían que probar cuáles eran las más eficientes y así ganar a otras empresas en la carrera por conseguir los “escasos recursos”. Los administradores de las empresas más productivas ganarían un premio, un incentivo y la economía nacional tomaría el camino hacia el desarrollo y la eficiencia.
¿Cómo calcular los costos? Se preguntaban. En la realidad, se respondían, los costos de cada empresa son muy distintos, pero con el desarrollo de las fuerzas productivas, se iba a saber cuánto trabajo y otros recursos había que gastar en cada empresa porque todas habrían alcanzado el mismo nivel.
Sin embargo, se decían, la igualación de las empresas es un proceso lento y depende de más y más inversiones, entonces mientras tanto, cada empresa sería responsable de conseguir sus recursos (con coordinación nacional) y lograr buenos niveles de productividad.
Por otro lado, y muy distinto a lo planteado por los economistas, Che proponía que las empresas del país formaran parte de una sola gran empresa bajo el mando del Estado, por ende, no les correspondía comprar y vender materias primas y productos terminados entre sí a precios determinados por cada empresa. Lo que deberían hacer es traspasar bienes de la misma calidad a precios fijados según un plan económico.
No aceptaba que en un país nuevo, primero había que crear una economía fuerte y después instalar el comunismo. Según su estrategia, si el hombre cambia y el país nuevo está construido por hombres (y mujeres) nuevos, entonces no importa si en ese país hay fuerzas productivas desiguales y los cálculos del éxito de la economía son aproximaciones.
Quizás esta formulación para el futuro económico del país que sostiene Che nace de la situación “especial” durante la invasión de Bahía de Cochinos en el mes de Abril 1961 y la crisis de los misiles en 1962. Durante esos meses, gran parte de los trabajadores se retira de sus puestos para incorporarse a las milicias y los compañeros que quedan en las líneas productivas tienen que tomar sus lugares. No sólo no hay merma en la producción, sino que en esos días se alcanzan récords. ¿Todo es posible?
Che entró a poner en marcha este sistema cuando estuvo encargado del Ministerio de Industria (INRA) y luego como Presidente del Banco Nacional, durante 14 meses desde 1961.
Mercado y Precios…una relación relativa
Che entendía bien cómo las empresas multinacionales capitalistas operan en la práctica. Muchas de las empresas grandes, tales como Ford, General Motors o General Electric, tienen negocios muy diversos. Por ejemplo, General Electric vende aparatos eléctricos, pero también tiene un brazo financiero muy grande. Traspasa dinero, internamente, desde su negocio financiero muy solvente, a su negocio de ventas de equipos eléctricos que a veces pierde dinero. Es decir, la empresa General Electric maneja sus múltiples recursos con el propósito de sobrevivir y ganar a su competencia. La empresa es un “todo”, coordinado internamente por los contadores, con el propósito de competir con otras empresas.
Che creó su propia versión de este sistema de cuentas y precio internos. Tuvo su origen a fines de 1960 cuando el entonces Departamento de Industrialización del INRA tenía bajo su administración una serie de empresas confiscadas o nacionalizadas, muchas de la cuales carecen de recursos y de dirigentes. Se inventó la idea de centralizar las cuentas bancarias de todas estas empresas, creándose un “fondo centralizado”, en el cual se depositaban todos los ingresos y se cubrían todos los gastos. Posteriormente se incorpora este fondo al presupuesto estatal.
En el mes de abril de 1960, Che explica en términos muy simples lo que se propone:
“Les explico esto porque en los países socialistas la empresa tiene un crédito bancario, recibe el dinero, fabrica con el dinero que recibe, vende su producción, entrega después al Estado parte de esa ganancia y una parte se la reserva para su distribución interna. La diferencia es que nosotros hacemos que la empresa no venda, sino que simplemente entregue productos y se premia directamente a los obreros a través del Estado” (2)
¿Cómo iban a calcular los precios de venta de los productos? Che responde que sí se puede fijar los precios según el trabajo gastado, porque en el mercado internacional los precios corresponden al trabajo gastado en promedio en todos los países, entonces se usan esos precios como base del intercambio de bienes dentro de Cuba, con un ajuste según la diferencia entre Cuba y los otros países.
¿Pero cómo se calculan los costos de productos fabricados dentro del país para así saber si la producción anda bien? En unas frases bien honestas, Che explica el proceso de planificación así:
(…) los gobernantes de un país identificado con su pueblo, piensan qué es lo mejor para ese pueblo, lo ponen en números más o menos arbitrarios, pero con una base lógica, sensata, y lo van mandando de arriba hacia abajo, por ejemplo, desde la Junta Central de Planificación al Ministerio de Industrias, donde éste le hace ya las rectificaciones que estima convenientes, porque está más cerca de la realidad que aquellas otras oficinas. De allí sigue pasando hacia abajo, hacia las empresas que le hacen otras rectificaciones. De las empresas pasa a las fábricas, donde se hacen otras rectificaciones y de las fábricas pasa a los obreros, donde ellos tienen que decir la palabra final en cuanto al plan» (3)
Aquellos productos que se producen en una planta y se usan en otra, se entregan y se sacan del fondo central según el plano de producción central a un costo de producción de la planta productora. Ese costo es parte de la planificación.
Y se venden (exportan) productos a precios calculados sobre la base de sus precios internacionales.
¿Qué pasa si los costos de la planificación no son reales?
Va a haber una diferencia entre el precio de venta y el costo, en el caso de exportaciones. Y en el caso de producción y consumo dentro del país, se va a ver que los costos son distintos a sus precios de distribución. Pero esos precios internos también se asignan en la planificación.
De hecho, Che plantea que no quiere hacer más de lo que desde hace tiempo se hace en las empresas grandes multinacionales. En la práctica, hay que sustituir el monopolio privado por el monopolio estatal; la planificación y la gestión de las empresas serían centralizadas por el Estado en vez de las oficinas centrales de las multinacionales…
Pero bueno, los economistas insisten que el intento de fijar (es decir, dicen, “adivinar”) los costos y precios de antemano no va a funcionar porque intenta intercambiar bienes cuyos costos son muy distintos. Y Che dice que no importa si son aproximaciones, si la suma de los bienes intercambiados dentro del país es dentro de los límites que pueden sostener sus negocios internacionales. La ayuda internacional del campo socialista tiene que ser suficiente para proteger el país de mucho daño.
Hay dos “factores” que son indispensables para esta planificación. Primero, ayuda externa y segundo, la consciencia nueva del “hombre nuevo”.
La realidad económica
En el año 1962, se invierte una tercera parte del total de gastos del presupuesto en las inversiones. El estándar de vida todavía aumenta, pero más lento porque se dedican más recursos a la inversión industrial.
Vale preguntar ¿Cómo se financia este gran proyecto?… con las ventas de la zafra a los países del este. Sin embargo, las exportaciones de azúcar se pagan en rublos, es decir, créditos no convertibles, lo que se obliga a Cuba a comprar maquinaria rusa y de otros países del este con los rublos azucareros.
Sin embargo, la maquinaria y tecnología vendida por los países del este a cambio de la compra de azúcar es malísima, de baja calidad y vieja o no es compatible con la maquinaria que ya hay en el país. Por ejemplo, llegan muchos repuestos milimétricos y las máquinas originales son de pulgadas. Es decir, uno de los pilares centrales de la “industrialización” del país, lo del apoyo del “este”, era muy débil.
Por otro lado, el otro pilar central, es decir la nueva conciencia del trabajador, tampoco era sólido. En el mes marzo de 1960, el Gobierno congela los salarios, y en septiembre, el Ministro del Trabajo, Martínez Sánchez, anuncia públicamente que el sistema de contratos colectivos sería transformado en un sistema que garantizara el cumplimiento de los planes de producción. ¿Por qué estas medidas?… para facilitar el cálculo de los costos del trabajo en la producción y así la planificación.
Che opinaba que el trabajo, como cualquier otro producto, no debía ser negociado y vendido como mercancía, sino entregado a la comunidad y distribuido según un plan nacional. Entonces estaba de acuerdo con las medidas adoptadas. Pero la verdad es que comienza a aumentar el ausentismo en los lugares de trabajo y bajar la productividad.
Frente a esta situación crítica en los dos pilares centrales de la industrialización, la mayoría de las autoridades intentaba aumentar la producción del azúcar y presionar, dentro y fuera del país, para una rápida industrialización.
Pero Che ya no creía en los países “socialistas”, los criticaba fuertemente y comenzó a preparar sus maletas para crear la revolución en otros países.
El debate y la lucha hoy
El tema central que provocó tanta discusión entre Che y los economistas (apoyados por la mayoría del gobierno) fue el ¿cuándo? y como consecuencia el ¿cómo? del socialismo. Muy abstracto y poco útil el debate, soplan los vientos. Pero no es así porque detrás del debate hay dos principios que son centrales para nuestra lucha.
Primero es el ¿cuándo? de la emancipación. Algunos dicen que primero hay que tener una mayoría parlamentaria o primero ganar la hegemonía dentro del país. Luego vienen los cambios grandes.
Otros dicen que los cambios deben comenzar hoy porque los cambios grandes descansan encima de un hombre y mujer nuevos que ya han comenzado a tomar el camino de la emancipación.
Los economistas se identificarían con la primera opción y Che con la segunda. Este es el primer principio de la lucha. Pero corresponde hacer una pregunta directa… ¿Dónde y cómo nacen estos hombres y mujeres nuevos que hacen los cambios?
Che sostenía que son parte de la obra de los revolucionarios que hacen la revolución. Opino que se equivocaba y que los cambios en confianza, capacidades y conciencia de millones de personas son consecuencia de sus propias luchas antes de la revolución, y más importante aún, que las organizaciones bases que ellos crean en esas luchas, son el nuevo estado que reemplaza el estado de los capitalistas.
Claro está que no pueden crear esas organizaciones y ese nuevo estado sin tomar parte masivamente en su propia emancipación. Por eso, “la emancipación de los trabajadores es la obra de los trabajadores mismos.” Sin embargo, Che estaba convencido que la clase trabajadora no era capaz de emanciparse sola porque había visto, durante la época del peronismo, que millones de trabajadores tenían confianza en un hombre nacionalista fuerte, en vez de sentir que ellos mismos, unidos, tenían cómo cambiar su país con fuerza propia.
El principio de ¿quién lo hace? de la revolución, entonces es nuestro segundo principio que hace tan importante el debate entre Che y los economistas. Aunque ni él ni los economistas pensaban que son millones de trabajadores, estudiantes, campesinos y pobladores los que hacen la revolución a través de sus propias actividades, es precisamente esa idea la que nace del debate.
Recordemos los pilares centrales de la construcción económica del socialismo: ayuda de otros países y las actividades del hombre y mujer nuevos. Sin la auto-emancipación de millones de personas, no hay hombre nuevo y como consecuencia no hay socialismo.
REFERENCIAS
(1) “Che Guevara, A Revolutionary Life”, Jon Lee Anderson; Pág. 410
(2) Conferencia en el ciclo «Economía y Planificación» de la Universidad Popular. 30 de abril de 1961 (internet)
(3) Guevara, e. Conferencia en el ciclo «Economía y Planificación» de la Universidad Popular 30 de abril de 1961