
«Centrocidad» Pablo Monroy Marambio
Centrocidad
Pablo Monroy Marambio
Hacia diciembre de 2019, personas como Mario Desbordes o Manuel José Ossandón, hacían llamados a considerar la condonación total de deudas como el CAE educacional, como una de las maneras de responder a las demandas de la ciudadanía, en medio del estallido social.
Esa posibilidad sonaba tan atractiva, entonces como ahora, de igual manera que la oferta que en su momento se hizo para aumentar el sueldo mínimo nacional a 500 mil pesos mensuales, que también volvió a esgrimirse hace poco, con motivo de la discusión del nuevo aumento de dicho mínimo salarial. Actualmente el piso de sueldo legal en Chile es de $337.000, con un acuerdo contenido en el último proyecto de ley que reguló el aumento, que en enero de 2022 la cifra pudiera ascender a $345.000 si en noviembre próximo, el Imacec (índice mensual de actividad económica) ha superado en al menos 3 puntos porcentuales lo que el mismo indicador alcanzó en mayo de este año (fecha desde la cual se hizo efectivo el actual sueldo).
Si tales porcentajes se superan, el aumento podría superar los 350 mil pesos. Como se ve, ni el sueldo ha alcanzado aun las cifras que en su momento se prometieron, ni el cobro del CAE se vio a lo menos suspendido, con motivo de la pandemia.
Ambas ideas han sido recicladas, por otro lado, para engrosar los párrafos de los programas presentados por los distintos candidatos. Poca creatividad, como se puede constatar.
Además de lo ya señalado aquí la semana anterior, respecto del destino de Paula Narváez y la manera “honorable” en que la sacaran del juego, otras cosas pudimos ver desde la anterior columna hasta ahora… la manera en el que pacto Apruebo Dignidad parece estar dividiéndose (o así le gusta señalarlo a los medios tradicionales, al menos), y, en la vereda del frente, esa “amenaza” que hizo el hoy candidato a la presidencia, Sebastián Sichel a todo su sector, referida a que él estará observando atentamente cómo se comporta su bancada frente a la discusión de un posible cuarto retiro de los fondos de AFP. Mientras que diputados como Jorge Alessandri, ya han presentado su propio proyecto de retiro del total de los fondos previsionales, con el argumento del miedo de que los mismos nos vayan a ser “expropiados” a nosotros los cotizantes.
Sobre lo que está sucediendo en “la izquierda”, solo señalaré que, a mi parecer, se descontextualizó absolutamente el análisis que hizo el ex candidato PC a la presidencia, Daniel Jadue, quien solamente se limitó a señalar que, dado lo acontecido en la Convención Constituyente, en donde gracias al apoyo del FA, y con la excusa de que tuvieran presencia todos los sectores, el conglomerado juvenil dio su respaldo para que la derecha alcanzara el patrocinio que por sí misma no tiene y con ello poder colocar a uno de sus representantes en la vicepresidencia extendida de la instancia. A esto, se suma al hecho de que el mismo FA tampoco respaldó a la constituyente PC, Valentina Miranda para que formara parte de la Comisión de Participación y Equidad de la Convención.
Hay quienes acusan a Jadue de desproporcionado, sin embargo, no se puede negar el comportamiento errático que el FA ha tenido a lo largo de toda su historia (dentro de lo que por supuesto cabe lo relativo a la ley antibarricadas, hoy tan en boga, hayan sido o no Boric y Jackson víctimas de la trampa que se les puso al frente, como excusan hoy. Y el alcalde de Recoleta tiene además a favor en su análisis, que en 2017 el mismo FA, que había comprometido su apoyo para el candidato de izquierda que pasara a segunda vuelta presidencial, decidió luego retirar dicho apoyo cuando el candidato en cuestión resultó ser Alejandro Guillier.
Alguien podría argumentar que, en realidad, el entonces candidato de la Nueva Mayoría tampoco garantizaba que el país solucionaría los problemas que finalmente estallaron en octubre de 2019 (de los cuales la misma Concertación de Partidos por la Democracia fue detonante, de hecho), y con ello, cuestionar también las cercanías del PC con gobiernos como el de Michelle Bachelet. Tendría razón, pero por ese entonces, fue también Beatriz Sánchez quien a la vez señalaba que una eventual elección de Sebastián Piñera, sería también un retroceso.
El tema es que es exactamente ese tipo de comportamiento el que se le crítica ahora a Jadue, de “amenazar con no respetar acuerdos” y poner en riesgo con ello, el que la nueva presidencia del país caiga nuevamente en manos de la derecha En realidad, lo único que el alcalde dijo, a la luz de los últimos acontecimientos, es que si el FA insiste en su “inclusión” de quien se supone debe suprimir (dialécticamente, como diría Hegel), los prosélitos del comunismo podrían sentirse entonces en libertad de acción. Un llamado de atención, como quien dice, y no una declaración de acción, como hizo Sánchez en su minuto. Los medios, por supuesto, informaron lo que eran conveniente informar.
Sobre la derecha, en tanto, lo dicho por la presidenta del senado y hoy también candidata a la presidencia, Yasna Provoste, resume cualquier cosa que uno pudiera aquí escribir: “ese es el problema con los Sebastianes”, dijo la candidata DC respecto de la “actitud de amedrentamiento” del candidato Sichel, frente a sus correligionarios que estén pensando en apoyar futuros retiros.
Tal es el color del que están las cosas.
Mediocridad es la palabra que define los atributos de algo o de alguien, que no alcanza la calidad ni el valor mínimamente aceptable, según la acepción que se pueden encontrar comúnmente en un “diccionario brutal”, como llamaba Borges a los diccionarios básicos.
De símil manera, centrocidad es el concepto que he querido acuñar en la presente columna, para con él dar cuenta de un carácter que me parece una constante en nuestra clase política criolla, y que, aparentemente, de nuevo estamos en la riesgosa presencia de todo su despliegue.
Si algo dejó en claro el estallido, es que si el estado de cosas llegó al punto que nos hizo estallar, fue por pareja culpa de todo el espectro partidista, sin excepciones. Y si bien Daniel Jadue era prácticamente el único que podía ir a pasearse por Plaza Dignidad, la simpatía y el apoyo que se le tenía y tiene, guarda relación directa con su desempeño como alcalde, más que con la bandera bajo la cual milita.
La clase política, también en pleno, leyó dicha expresión e inmediatamente empezó a idear la salida al entuerto, para seguir operando en un país en donde ya nadie la quería. La solución, por supuesto y contrario a lo que se hubiese esperado, no fue nada nuevo, si no que, todo lo contrario… se hizo uso de una “táctica” tan vieja como (aún aparentemente) efectiva. Poca creatividad, como señalé en el primer párrafo.
Según veo las cosas, la actual “pelea” en la interna de ambos sectores, obedece nuevamente a esa vieja “técnica” del “menos malo” (que no sucede solamente cuando se elije a la nueva cabeza del país, como muchos creen, sino que mucho antes, y muchas veces).
Hagamos un poco de historia inmediata.
Después de los primeros años desde el retorno a la democracia, cuando la «vuelta de la alegría» ya no fue suficiente por sí misma, en tanto “metarrelato” identitario de todo un sector, se dio pie a una estrategia que se inauguró apenas Bachelet agotó su encanto (primer período).
Los partidos, o más bien los conglomerados políticos, cada vez más en evidencia respecto del «pacto» (transición pactada, como tan bien la describió Tomás Moulian) por el cual fue posible que gobernaran, comenzaron a jugar a eso del «enemigo menos malo». Era consistente en presentar alternativas quizá no tan atractivas, pero en donde una de ellas era claramente peor, potenciando a la otra y haciéndola elegible. Al principio no fue muy notorio, porque, post Bachelet, el contendor de Piñera 1 era Frei Ruiz-Tagle, ser cuyo encanto es el de una señalética de tránsito. Carrera ganada.
Pero, y justamente por los errores de Piñera 1, se vieron en la necesidad de agudizar la estrategia, entonces, frente a un padrón electoral absolutamente desencantado de nuestras «izquierdas» desde Lagos hacia acá, se impuso con todo este juego del binomio, pero no ya el de «este lado contra el otro», sino que en el seno de un mismo sector.
En Bachelet 2, quien jugó ese rol fue Orrego, actual gobernador de Santiago y a quien, en esa campaña, le faltaban epítetos para «denunciar» todos los por qué, por los cuales no era viable que se reeligiera a la presidenta. Finalmente, «la táctica» dio fruto y Bachelet se vio más atractiva que el contendor y fue finalmente reelecta (y Orrego de intendente). La oposición no cuenta, pues ya había cerrado filas en torno a Piñera.
En Piñera 2, le tocó el rol del «denunciador» justamente a Ossandón, quien luego terminó de senador de la República. En este caso, la oposición tampoco cuenta, pues al parecer la entrega de la posta estaba tan bien establecida que nadie quería competir.
Aquí la táctica fue mucho más sucia con tal de asegurar la victoria de quien todavía nos mandata, pues en 2018 nos enteramos, por voz del mismísimo economista en jefe del Banco Mundial, Paul Romer, de cómo esa institución había manipulado las cifras de Chile, a todo lo largo del primer mandato de Bachelet, para afectar falsamente las cifras de desempeño del país en el concierto mundial, y con ello allanarle el camino a la derecha.
Como oposición a Piñera, quisieron proponer de nuevo a Ricardo Lagos, a quien quisieron hacer competir con el intragable «Panzer» Insulza, repitiendo la vieja técnica. Afortunadamente ello no dio frutos, aunque no sé si el hecho que finalmente el candidato haya sido Alejandro Guillier, quien en verdad no tenía ninguna intención, o bien leyó perfectamente las distintas «sediciones» que el pacto de la izquierda renovada ya le había hecho a Bachelet 2, y no quiso ser el nuevo cordero.
Tal es el modo, y vistos los comportamientos de las partes en la última semana, lo que a mi parecer es que, desde el estallido hasta acá, específicamente desde el acuerdo de noviembre de 2019, lo que estaba comprometido por todos los sectores era asegurar que los partidos volviesen a tener el control y monopolio de la situación, de la cual, obviamente, poder salir todos lo más beneficiados posibles. Así de profundo parece el compromiso de todos los actores, para lograr que la candidata “de todos” salga finalmente elegida. El hecho de que a Provoste la hayan agredido en una feria este fin de semana, nada dice respecto de la “expresión popular” y su capacidad de acción.
La “gente”, el “pueblo”, el “votante”, la “ciudadanía”, o como nos llame el candidato que en el momento nos nombre, tiene una peculiar forma de “resistencia pasiva” en esta patria, la que usualmente se traduce en una baja participación en las elecciones, ya sea porque no validamos el sistema, o ya sea porque “todos son los mismo”. El hecho, es que hacemos sentir el disenso, aun cuando lo hacemos de esa manera tan estrictamente “simbólica”, y eso es lo que se ha podido constatar en las últimas elecciones y lo que volveremos a constatar en las que vienen. ¿creen ustedes que habrá una participación importante en las “primarias ciudadanas” de la ex Concerta? Yo no. De igual modo, creo que en noviembre la participación electoral dará una “nueva sorpresa”, como le gusta señalar a los noticieros. En general, la población vota por lo que cree importante, e ignora lo que simplemente no. Además, por si faltasen antecedentes, en plena campaña por el norte, para su segundo periodo, a Bachelet la escupió un hombre, y fue igualmente electa.
Horrorosa esta centrocidad de la que parece somos cautivos, y doblemente maldita, porque la misma parece dejarnos sin alternativas, y por ende, sin posibilidad de acción, restando toda importancia a las acciones, cuestión que es la que se reflejaría luego, a ojos de este analista, en las elecciones.
Sin embargo, y a pesar de ese carácter, debemos seguir atentos, y participantes, e informados. Puede que las cosas sean como aquí las describo, aunque espero equivocarme del todo, pero si así fueran, siempre tenemos al menos las cosas que ellos tanto se esfuerzan por destruir, para no perdernos cuando sentimos que nada tiene sentido.
La historia no es circular, si no que dialéctica; parecen repetirse los mismos acontecimientos, pero cambia el contexto, y en este contexto, aunque se repitan viejas tácticas, tenemos la Convención Constituyente, que logrará poquitas cosas, pero la manera en que intentan desprestigiarla tan descaradamente, debe darnos perfecta cuenta de porqué debemos defenderla ferozmente.
ANATOLIO SEGUNDO NAVARRO ESPINOZA
CREO QUE,TODO, LO QUE SE ANALICE, DESDE, EL TERMINO DEL PINOCHETISMO CRIMINAL Y EXPLOTADOR DEL PUEBLO Y NACÍON CHILENA, HOY NO HAY UN CANDIDATO, REALMENTE QUE SEA CAPAZ, DE ENDEREZAR, TODO LO MALO DESDE 1990, HASTA HOY, EL PUEBLO CHILENO, ES MUY DERECHISTA, Y NUNCA HA SIDOI DE IZQUIERDA. POR ESO QUE EN LA PRIMERA OPORTUNIDAD, DESPUES QUE SACARÓN AL CRIMI8NAL GOLPISTA Y LADRÓN DE PINOCHET, EL PUEBLO VOTO POR UN DEMOCRATA CRISTIANO , COMPLÍCE, DEL GOLPE, CRIMINAL COBARDE, DE LAS FUERZAS. ARMADAS… PATRICIO AYLWIN, SABIENDO EL PUEBLO, QUÍEN ERA, ESTE PERSONAJE, DEMOCRATA, CRISTIANO, CRIMINAL, DERECHISTA. COMO EDUARDO FREI MONTALVA, ENTONCES NO SON ELLOS LOS CULPADOS QUE5 LOS ELIJAN, ES EL PUEBLO, CHILENO SERVIL, Y COBARDE, QUE VOTA POR LADRONES, Y ASESINOS, DE LA DERECHA, TODA LAS VIDA. Y CONTINUARÁN VOTANDO, POR ASESINOS, LADRONES Y VENDE5 PATR6IA, COMO EDUARDO FREI R. Y SEBASTIAN PIÑERA, YASNA PROVOSTE, Y TODOS LOS LADRONES, DE LA ULTRA, DERECHA. SIN ECEPCÍÓN.
pablo+monroy+marambio
Estoy de acuerdo con ud, así ha sido. Pero también somo nosotros esos chilenos, y estamos aquí, y es nuestro deber seguir empujando para erradicar ese vicio o sesgo de nuestra población. Puede que el intento sea poco, pero no hay que dejar de hacerlo.
Saludos y gracias por pasar.
Rafael+Vassallo+Alfaro-Fernandois
Excelente columna !!! Esperamos que alguna vez , personas como Rodrigo Mundaca, a quien no conozco , pero he seguido su trayectoria u me parece el unico candidato que valdria la pena apoyar con tutti para lograr las transformaciones ya tan esperadas.!!
La calidez del letrero de transito !!!😃😃🌼🌱✊🙏
Pablo Monroy
Muchas gracias por pasar.
Si, personas loables hay, de la misma manera que trampas para ensuciarlos cuando su potencial es mucho, ejemplo máximo lo que está sucediendo con la Constituyente.
Abrazos grandes.