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Cannabis constituyente y vinculante

Por Sandra Villagrán

 

Para nadie es un secreto que la marihuana ya no es solo una droga, pues ha tomado una especie de consigna con el estallido social. Como el feminismo, cuya consigna es “la revolución será feminista o no será», con la cannabis es «si no hay cultura cannabica no hay sociedad en libertad”. Todo cabe en el mismo llamado, “la decisión de decidir”. Decidir si quiero aborto, decidir si quiero consumir cannabis, decidir si quiero ser LGBT+, decidir , decidir … equivalente a libertad, pero la “verdadera libertad”,  no la libertad de cartón esa que le gusta tanto al gobierno de Chile, la que esparce Estados Unidos por el mundo mientras provoca guerras, desestabiliza países en nombre de su estatua.

 

Cuando se habla de la soberanía del cuerpo muchas personas no lo entienden y lo asocian a lo malo de inmediato. Este país es conservador en sus cimientos, pero los jóvenes traen consigo el cambio de paradigma, las cosas que antes no se hacían hoy son normales y lo que antes era normal, hoy es mal visto. De lo que estamos claros es que todo va mutando pero no deja de ser.

 

El cannabis es una medicina clave para la crisis de salud que estamos viviendo como país, donde los pacientes ya no encuentran alivio en la medicina tradicional. Que el cannabis haya sido parte de las preguntas de la Encuesta Ciudadana es un paso gigante, pues da a entender que existe un sector  tomando  conciencia de la importancia como medicina alternativa  y pasar a permear el pensamiento acerca del tema; que hace no menos de 20 años atrás eran los “ volados” que daban problemas porque  supuestamente eran agresivos, hoy nos damos cuenta que lo agresivo es el sistema abusivo y no la droga, lo agresivo es el contexto por el que se pasa para conseguir la droga y no la droga, lo agresivo es ver como las mujeres jefas de hogar son puestas en la cárcel por micro trafico  dejando niños solos en el sename y no la droga.

 

Cada día que avanza este estallido social el cannabis toma más resistencia, está presente en los cabildos de las poblaciones y en los municipios como tema país, pues chile  es un país cannabico pero sin cultura cannabica pues solo se consume y no se educa para èsto,  se consume ya sea porque están en un sistema que no te da tregua o por el hecho simplemente de consumirlo espiritualmente, pero está presente, consumen cannabis para mitigar el cansancio, para quitar los dolores o simplemente para compartirlo con amistades. Entonces tomando en cuenta que así como en otros países la tienen regulada, éste debiera estar en el proceso constituyente así como la soberanía del cuerpo, no podemos seguir permitiendo que se coarten nuestras  libertades, una verdadera constitución debe ser la representante de todos, todas y todes, de los que no consumen cannabis tanto como de los que si la consumen, de las que si quieren abortar como de las que no lo quieren hacer, de los que quieren políticos como de los que no los quieren, debemos comenzar hacer una sociedad diferente basada en el respeto hacia las decisiones personales del otro y el proceso constituyente y el estallido social nos están marcando el camino  y para eso debemos prepararnos interiormente, hay que dejar los prejuicios y las discriminaciones.

 

La cultura cannabica debemos hacerla con educación. La persona debe saber qué tipo de cannabis debe consumir de acuerdo a las reacciones de su cuerpo, debe experimentar si necesita cannabis con más o menos CBD o con más o menos THC. Si necesita indica o sativa de acuerdo a su estado de ánimo y también debe tener el acceso de encontrarla sin tener que exponerse al tráfico y sus contextos de riesgos ya sea por el lugar donde la venden o los riesgos judiciales, debe saber cómo consumir de acuerdo a sus patologías si vapea o si la puede fumar en combustión, los jóvenes deben tomar conciencia acerca de fumarla antes de los 25 años, deben conocer el desarrollo cognitivo y para qué sirve, cuales son los riesgos, debe estar regulada como en otros países y eso solo se logra con educación no con “prohibicionismo”.

 

Si las políticas de drogas y la salud mental no son incluidas en el proceso constituyente nunca podremos educar a los jóvenes y el estado continuara con su proceso de crear jóvenes adictos y delincuentes. Debe estar regulada desde el estado formando parte de una política social y se debe entregar la información a los establecimientos a través del Ministerio de Educación, acompañado de la prevención para disminuir riesgos futuros y educación emocional para conocerte como persona y analizar cada proceso dentro de ti, para fortalecer el auto concepto y el autoestima ya que  esta todo ligado al consumo de drogas duras y drogas legales como puerta de entrada.

 

La poca cultura cannabica que existe en Chile se debe masificar para poder educar, pero no podremos lograrlo si no dejamos los miedos de lado. Por eso es muy importante que se incluya el tema hasta en los cabildos y si llega un plebiscito también debe estar presente, ya no podemos seguir “estirando más el chicle” y para eso es muy importante que los organismos evaluadores como el ISP y el Ministerio de Salud dejen de lado sus intereses políticos con las transnacionales farmacéuticas, que solo le han hecho daño al paciente incrementando la vulnerabilidad.

 

Ninguna crisis ha dejado de traer consigo un cambio y como sociedad no estamos exentos. Eso la ciudadanía también debe tenerlo presente. Como trabajadora social feminista considero que el machismo, el patriarcado  y las prácticas normalizadas de agredir y violar a las mujeres  hacen más daño a la sociedad y a la familia que fumar marihuana.

Comunicador Social para Revista De Frente. Sociólogo e Investigador. Diplomado en Intervención Comunitaria por la Universidad de Chile. Abogado en formación por la Universidad Alberto Hurtado.

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