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CALAMARO: Sus 22 canciones esenciales

Por Migue Fauré Polloni

#ROCK_DeFrente

 

 

22 de agosto, tatuado en el antebrazo zurdo. Al mismo costado del Diego y del cuore. Si no es piel, no vale. Veintidós cabalístico: el Loco en la quiniela. Calamaro Andrés es eso: ecos y huellas que entre acordes y decires, gambeta libre y sucia, abriendo surcos por entre la marea-media de basura digital. Insolente, nerviosa, volátil. La pulsión queda, el pulso, latido en 2 x 4. Tinta roja sobre plástico barato.

 

Bochini sin angustia, bajando el balón a ras del piso. Porque el dolor y el sufrimiento sólo debiesen existir como excusa para escribir canciones. El resto, hasta luego amor:

 

Y eso no estaba en los planes de ninguno de los dos

me pides paciencia, te pido perdón

 

Despertar, ya son las 9. Yo creí que eran las 6. El CD del Salmón suena aún con sus 105 canciones. A quién se le ocurriría tal desborde, en tiempos del single repetido hasta el hartazgo por internet. Youtube ya existía. Hoy más. Vamos a festejar los 57 de Andrelo con sus 22 esenciales:

 

 

  1. «Estadio Azteca»: Comenzamos por ésta por que no es suya la letra, sino del Cuino Scornik, Sancho lírico habitual de Andrelo. Pero la coincidencia entre la palabra y la rumba tiene la impronta del Salmón. Nostalgia por un asombro que ya no volverá, a menos que venga en una botella vacía.

 

 

2. «Corazón en venta»: Una de esas que parecieran salir como quien respira desde las manos de Andrés. El placer de la soledad sin angustias, las ganas de volver a amar pero sin urgencias.

 

 

3. «Tantas veces»: Una manera de pedir perdón con la clara conciencia de que es inútil ya que el error se seguirá cometiendo. Una y otra vez. Tantas veces.

 

 

4. «Crímenes perfectos»: De los tiempos de Alta Suciedad, con la angustia que ya presentía el magistral Honestidad Brutal. Balada a carne viva.

 

 

5. «Carnaval de Brasil»: Las musas no son sino sino ensoñaciones fugaces que dejan el pecho y la manos al amanecer. Un arte poética calamariana.

 

 

6. «5 Minutos Más»: Rumba del desparpajo por los placeres y un homenaje a la insensatez. Imposible para el Calamaro de hoy: sobrio y, como le gusta decir, cultural.

 

 

7. «Cada una de tus cosas»: El entusiasmo adolescente del amor, las ganas de no separarse ni un segundo y habitar en los recodos cotidianos del otro. Quizás la más tierna que haya compuesto junto con 7 Segundos.

 

 

8. «Paloma»: La distorsión de las guitarras y la pared de sonido que provocan son el contrapeso a una de las más sensible declaraciones del amor como juego: nadie pierde, aunque uno solo sea el que se salve, siempre.

 

 

9. «Loco»: Alto homenaje a la marihuana, más lúdico que el angustioso Aquí no podemos hacerlo de sus años en Los Rodríguez.

 

 

10. «Te quiero igual»: El pop sin culpas con guiños a Dylan en el videoclip. La sencillez de la lírica es intencional, ya habían pasado los peores días en su vida y era hora de jugar.

 

 

11. «El salmón»: Declaración de principios, insurrección individualista que Calamaro quiso llevar como un estandarte tras su imagen de librepensador.

 

 

12. «Los divinos»: Se corta el pelo, reorganiza su vida por la paternidad y afirma que hoy es hoy. A lo Sabina en Lo niego todo.

 

 

13. «No se puede vivir del amor»: Ya asumía con esta pegadiza letra y melodía lo que implicaría el amor dentro de su repertorio temático: un juego, una ficción, una simple ilusión. Algo de lo que no se puede vivir, claramente.

 

 

14. «No tan Buenos Aires»: La ciudad de los pobres corazones se merecía este homenaje dylaniano, desgarbado y futbolero. Cántico a la casa de la infancia y los colores de un eterno regreso.

 

 

15. «Costumbres argentinas»: El joven Calamaro quiere dejar su huella como solista y se aventura escribiendo esto como prueba a la par que tocaba junto a Miguel Abuelo. Golazo de Batistuta.

 

 

16. «Bohemio»: Sello de agua para todas sus composiciones recientes. Juego con las imágenes y la reafirmación de lo que señalara en Mi Rock perdido: «voy a dirigir una película por día».

 

 

17. «Tres marías»: Guiño a la cultura villera y el kirchnerismo en el videoclip. La capacidad de incursionar en estilos populares sin desvirtuar en nada el buen juego salmoniano.

 

 

18. «En un hotel de mil estrellas»: Baladas de una melancolía tan simple que no deja ni tiempo para la angustia. Canciones de madrugada hechas para que toque otra vez el viejo perdedor. Y sentirse bien.

 

 

19. «Son las nueve»: Quiso alejarse de los «horarios esclavos» del laburante inserto en la maquinaria. Y se sumerge en el Deep Camboya, estudio de grabación semejante a un búnker. Allí nacería el Honestidad y esta joya.

 

 

20. «7 segundos»: Postal de Navidad sin familia ni cena. Retrato tierno de una pareja común tratando de llevar adelante dl día a día a punta de besos y simples obsequios.

 

 

21. «Cuando no estás»: Homenaje a la intensidad. Inspirada por Micaela Breque, su último gran amor, Andrelo vuelve a demostrar que para enamorarse de forma adolescente no hace falta tener quince años.

 

 

22. «Sin documentos»: Himno que no merece mayor explicación. Y vendré con un cigarro a la cama.

 

 

 

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