
Cabildos populares, salario social ético y Asamblea Constituyente
Por: Miguel Silva
“En mi población de niñez, en Cerro Navia, todo el mundo participa del saqueo masivo, carne, bebidas y comida en general. No son delincuentes, son trabajadores que se aburrieron del pico en el ojo.” En la tele un piquete de vecinos, armados de palos, que protegían su Lider Express local de los ataques de saqueo.
Como dicen los chef, nunca hay que sacar la tapa de una olla de presión sin meterla debajo del agua y bajar la temperatura. Sino explota. Más de dos décadas de lo que se llama en otros países “austeridad” ha creado «la presión en la olla». Parecía que no pasaba nada con la gente pero ahora sabemos que sí.
Ellos, los poderosos, van a planificar los cambios que van a hacer. Y ninguna duda me cabe de que tendrán que hacer cambios. Primero, porque la reunión del APEC comienza en tres semanas y el país tiene que estar “listo”. Y también porque desde hace tiempo el gobierno está transmitiendo que la economía enfrenta un período “difícil”. Si no arreglan algo, ese período que se acerca va a traer más rebeliones, y eso no puede ser. Los negocios no andan bien si hay mermas en la producción y las ventas.
Hoy tenemos la posibilidad de formar nuevas organizaciones con la gente que recién salió a protestar, construyamos “cabildos” o “asambleas populares”.
Ahora bien, mucha gente en la tele ha hablado de los sueldos que nunca suben, y las pensiones que nunca alcanzan. Necesitamos sueldos y pensiones dignas. O mejor dicho un sueldo que alcanza para pagar el arriendo y el costo de la casa, a comprar la comida, pagar la luz y el gas, para llevarnos a la pega y financiar los costos de las crías en sus colegios y nuestra salud.
Los jubilados necesitan todo ese dinero entonces deben recibir lo mismo que un sueldo mínimo, una “pensión social digna”.
Construyamos en asambleas un conjunto de demandas que apunten a un “salario social ético” y formamos una Asamblea Constituyente de organizaciones base locales, y obligar a los gobiernos a implementar las demandas. Y si no quieren, entonces nuestro gobierno, nuestra Asamblea, se hace cargo del trabajo de la implementación.