
«Breve semblanza política reciente del Perú. Primera Parte» Por Andrés Sáenz
Por Andrés Sáenz
La destitución de Pedro Castillo en la Presidencia del Perú no es una excepción en la historia política de esta nación, es el reflejo de una inestabilidad crónica en un sistema democrático profundamente fragilizado desde a lo menos 50 años.
Durante el periodo donde las dictaduras militares reaccionarias comenzaron a asolar Latinoamérica, Perú sorprende. En el año 68 Juan Velasco Alvarado comandando a las fuerzas armadas se hace del poder mediante un golpe de estado instaurando un régimen autoritario y verticalista, aunque a diferencia del resto de gobiernos militares de la región, este poesía inspiraciones de izquierda corporativistas y anti oligárquicas, intentando un proceso de reforma agraria y modernización del país, es esperable que este experimento terminara como suelen hacerlo, por medio de otro golpe de estado, el también militar Francisco Morales Bermúdez llegaba al palacio de Quemados, su gobierno no se extiende demasiado y termina hacia fines de la década con un llamado a elecciones generales con objeto de retomar el rumbo democrático en donde fuera de todo pronóstico la izquierda se hace con un tercio de los votos entrando así a la formalidad de la vida política nacional.
Fue en este mismo periodo, donde alejado de todas las miradas un profesor de filosofía de la periférica región andina de Ayacucho, entre purgas y redefiniciones ideológicas, lograba la conformación de un movimiento que haría su ingreso a la vida pública justamente con el robo y quema de las urnas en un remoto pueblo cordillerano durante las elecciones de 1980, el movimiento desconocido para todos hasta ese momento quedaría gravado para siempre en la memoria de las generaciones que vendrían, su nombre, Sendero Luminoso.
La década de los ochenta comenzaba con el retorno a la democracia y el gobierno de Fernando Belaunde Terry, quien en una muy ambigua e ineficiente gestión intenta por decirlo de alguna forma, estabilizar el inestable panorama político del país que comenzaba a dirigir, paralelamente, sendero Luminoso comandado por Abimael Guzmán Reinoso o como su agrupación le gustaba llamarle, El presidente Gonzalo, declaraba la guerra al estado peruano, la irreconciliable fractura entre las elites de zonas urbanas controladas por la oligarquía y la inmensidad del territorio pobre y campesino no hacían más que profundizarse, la completa ausencia del Estado permitió un rápido avance del movimiento insurgente, granjeándose por medio de su genocida política un control de grandes extensiones del territorio andino, la absoluta ceguera de Belaunde para enfrentar la situación no hizo mas que consolidar las posiciones de la guerra que comenzaba.
La respuesta del gobierno peruano en esta marisma política llego tarde y llego de la peor forma posible, respondiendo al terrorismo insurgente con terrorismo de estado, donde la inmensidad de la población rural del territorio afectado se encontraba en medio, siendo la indiscutida víctima del proceso de conflicto interno que infecto al país por casi veinte años.
Belaunde no duro demasiado, en 1985 el populista de Alan García se hacia del gobierno mediante las elecciones generales, un marcado discurso anti imperialista y en defensa de los países pobres agobiados por la deuda externa catapultaron su apoyo ciudadano, tesis que llevadas a la administración del estado de forma catastrófica no hicieron mas que agudizar una crisis que ya se veía insalvable mientras que sendero luminoso comenzaba ya con la asonada del campo a la ciudad, ingresando a Lima y otras urbes de la forma que mas le acomodaba, con tiros y cartuchos de dinamita, realizando asesinatos selectivos y atentados indiscriminados conta los objetivos que identificaban como blancos militares en su guerra, pero que en la práctica no eran más que televisoras, radio emisoras, policías y Dirigentes sociales contrarios a su accionar.
Es relevante señalar también, que el terrorismo de estado durante este periodo, insumado de la fractura social que ya tenia dos siglos en el Perú se manifiesta con brutal intensidad, la militarización del conflicto hizo que unidades del ejercito y la marina tomaran posesión del territorio en disputa, territorio habitado por campesinos indígenas quechua y aimara parlantes, haciendo que la nula preparación antisubversiva de las unidades de las fuerzas armadas los convirtiera rápidamente en víctimas de las genocidas acciones de limpieza y control, el arraigado racismo oligarca y centralista de una nación que veía en estos individuos nada mas que al enemigo senderista devino en masacres y desplazamientos interno.
García termino su gobierno a inicios de los 90, donde hasta ahora un también desconocido se hacia del poder estatal, un descendiente de japoneses, un peruano Nikei que labraría por merito propio un capitulo en la historia de la infamia de la andina republica del Perú, un ingeniero de Lima a quien conocieron rápidamente como el chino pero que llevaba por nombre de nacimiento Alberto Fujimori.