
«Aniversario de lo pendiente» por Pablo Monroy Marambio
Aniversario de lo pendiente
Pablo Monroy Marambio
El lunes pasado fue 18 y hoy 25, de octubre de dos años después.
Hoy, hace dos años, todos nos convocamos sin saber que nuestra participación resultaría en la marcha más grande de la que se tiene registro desde el fin de la dictadura. Le regalamos al mundo una impresionante foto aérea de la Alameda y Plaza Dignidad repleta como nunca antes, así como la emocionante postal de todos los que llevamos la guitarra y estuvimos ahí, para cumplir la voluntad de Víctor Jara, de la misma manera que volvimos a corear la angustia y la rabia que cantaban Los Prisioneros.
En su discurso oficial al respecto, el aún presidente, hacía ese vació mea culpa que hoy ya es su muletilla habitual, ese “hemos escuchado con humildad, con atención, con compromiso…”, y en el que nos aseguraba que la violencia vista en las jornadas de protesta, “se debe, no a las manifestaciones pacíficas de la gente, se debe a la acción de grupos pequeños, organizados, violentos y que han causado un daño gigantesco, y no solamente al Metro, si yo pudiera decir todos los días a lo que pasa a los comerciantes, a los pequeños emprendedores, a las viviendas, a los almacenes. No tienen Dios ni ley, no respetan a nada ni a nadie”.
A las 21:25 hrs. del mismo 25, el mandatario twitteaba: “La multitudinaria,alegre y pacífica marcha hoy,donde los chilenos piden un Chile más justo y solidario,abre grandes caminos de futuro y esperanza.Todos hemos escuchado el mensaje.Todos hemos cambiado.Con unidad y ayuda de Dios,recorreremos el camino a ese Chile mejor para todos” (copiado aquí de la exacta manera en que él lo escribió en su cuenta: https://twitter.com/sebastianpinera/status/1187887888069025794).
Mañana 26, hace dos años (y esto lo hemos traído a colación un sin número de veces), hubo un almuerzo en La Moneda, luego del cual salió Heraldo Muñoz a confrontar a la prensa, como si de la vocera de gobierno de entonces se tratara, para hacer mucho énfasis en la unidad, en la emergencia del descrédito de las instituciones y, por lo mismo, la urgencia de reformar las mismas (nunca cambiarlas), valorando, sobre todo, la “voluntad de dialogar” del gobierno.
Era otra la vitrina, en donde por esos días escribí lo que hoy vuelvo a reiterar, que el retorno de una nueva Concerta, que es lo que pretende uno de los bandos contrincantes que aspiran a La Moneda, se comenzó a fraguar en ese preciso momento.
Todos estos detalles son relevantes hoy, pues, más allá de que, aunque nadie cree nada lo que sea que anuncie el presidente, ni entonces ni ahora (a menos que se trate de nueva y mayor militarización de la Araucanía, por un motivo igualmente increíble), el asunto es que, en esos discursos de la época, ya comenzaba a vislumbrarse esta manipulación de los hechos, que insiste en separar a ciudadanos de manifestantes, y que es carta común de ciertos candidatos.
Manipulación que criminaliza, por supuesto, la expresión de la rabia popular que, adecuada o no, es la forma en que los grupos más desposeídos hacen visibles sus realidades y necesidades, que no les quita la calidad de ciudadanos (por eso el apuro en aprobar leyes antiterroristas, justamente para poder despojar de su ciudadanía a los manifestantes, si es que se les acusa de tales delitos), y que, antes que ser oídas, para de ese modo buscar resolverlas, se les persigue y condena.
Esta separación y confusión intencionada de motivos y razones, es algo que cobrará particular relevancia dos años después, que es por estos días, ni más ni menos.
A diferencia octubre de 2019, en este octubre actual estamos en medio de la campaña presidencial y al gobierno solo le interesa terminar el periodo de una buena vez, ojalá sin asumir ninguna de sus culpas, a pesar de que lo comprometido para solucionar la crisis social, sigue aún sin cumplirse. Pandemia mediante, dirá usted y es cierto, pero no solo revisando sus discursos se da cuenta uno de que el presidente dice cosas que no pretende ejecutar. Los mismos hechos dan cuenta de lo expuesto, siendo las víctimas de trauma ocular una de las pruebas más amargas de aquello. Y es indecente que La Moneda se excuse en la crisis sanitaria, para discriminar arbitrariamente lo que es meritorio de urgencia y lo que no, sobre todo en virtud de cuestiones que son de su absoluta responsabilidad.
Como sea, estamos en campaña y para asegurarse de que el oficialismo se saldrá con la suya, no están escatimando en ningún esfuerzo si es que este es necesario para lograr el objetivo. Todo lo contrario que los candidatos de “oposición”, que parecen haberse puesto de acuerdo para hacerle mal fácil el trabajo a La Moneda.
«Vi una bella casa de ladrillos rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el techo…» no logran imaginársela. Hay que decirles (a los adultos): «Vi una casa de cien mil francos.» Entonces exclaman: Qué lindo!».
Esta frase de El Principito, sería perfecta para la campaña del candidato del pacto Apruebo Dignidad, para con ella apelar más al entendimiento romántico de la realidad, que a su fea cara material. Pero a pesar de la cita de por si preciosa, el hecho es que a los adultos nos gustan los números, tal como lo advertía Antoine de Saint-Exupéry, y aunque para descartarnos, podríamos señalar que esos odiosos adultos de los que se habla, son un montón de tecnócratas nada románticos que, aun entendiendo bien los números, como dicen, no han logrado que ese entendimiento experto redunde en la mejora de la calidad de vida de la población.
Ese descarte no quita que, justamente por eso, el manejo de las cifras con las que se construye esta realidad que se quiere cambiar, es algo de carácter perentorio y que es deber asumir por todos nosotros. Digo, si lo que se pretende es evaluar posibilidades reales y no solo hermosear discursos.
En esta versión del libro, lamentablemente, es tan importante proteger al cordero, y a las rosas del cordero, como reparar el avión que nos ayude a retomar el vuelo y nos saque de este punto en el que estamos.
No es tarea nada fácil, sobra decir.
Como señalamos hace unas líneas, se hizo finalmente relevante esa confusión que se insiste en agudizar, entre las razones y motivos del estallido social, y la delincuencia. El candidato que diseñó Larroulet es algo que, en vista de los vergonzosos motivos que ya todos hemos podido apreciar, ya no debe preocuparnos. El que si debe preocuparnos, y mucho, es el bando Republicano, vale decir, los fascistas, que parece estar usando la misma lógica del partido comunista de la acumulación de fuerza, pero a la inversa.
En cada uno de sus discursos, el candidato de este partido no pierde oportunidad de señalar que todo lo ocurrido en 2019, obedece exclusivamente a un afán de destruir la nación sin mayores motivos ni con fin alguno. No pocas veces, ha sumado a sus declaraciones, esa seguridad de que todo lo ocurrido, además, habría sido orquestado desde el extranjero, Cuba y Venezuela, por supuesto. De todo lo que no es posible encasillar dentro de las expresiones de la revuelta, la culpa es de los migrantes.
El pan nunca ha tenido color político y el populismo fascista siempre lo ha sabido. Se suma aquí, como acelerante, nuestra patológica muy mala memoria. Kast sabe perfectamente a quienes les habla, pero también sabe, noble descendiente del nazismo, que exagerar las grietas actuales, o zanjas, si usted prefiere, y aun cuando sea discursivamente por ahora, en lo único que redunda es en un clamor por orden y control, y, si logra acentuar los extremos que plantea, ese clamor ya no mediará en perder libertades individuales, sino solo en que se consiga el cometido, la ansiada paz social. Su estrategia es de libro.
El tipo es encantador, aunque nos pese, y eso obnubilara a muchos, pero debemos estar alerta, era igualmente encantador ese führer del qué hoy Alemania se avergüenza por ley, tal como volvió a dejar en claro su embajada aquí en Chile, luego de esa publicación nefasta de El Mercurio, haciendo absoluta apología de los criminales de lesa humanidad.
José no saldrá electo, de eso hay que estar tranquilos, pero no es su fin tampoco; quiere acumular fuerzas, y su proceder parece estarle dando resultados. El viernes un desquiciado pasó tirando balazos e hirió a una compañera en las manifestaciones, mismo que pasó en Tomé, en donde el pistolero además era carabinero de la primera comisaría de la comuna. Esto, por si faltarán ejemplos para aclarar lo que digo.
Esta escalada de atrofiados nacionalistas debe preocuparnos mucho, como ya dije.
Dado el escenario, la opción más razonable (nunca la preferida, ojo), parece ser Yasna Provoste, solo por el único hecho de que su presidencia significaría la continuidad de los mismos de siempre, que es precisamente lo que fue a pactar Heraldo a La Moneda, en ese almuerzo de hace dos años. Si, Provoste es la continuidad de todos estos que nos trajeron aquí, pero, a la vez, y esta es la verdadera tragedia de esta trama maldita, son los únicos que sí tienen las posibilidades reales de activar los mecanismos necesarios para volver a salir de a poco de este hoyo (y que es la razón por la que vengo vaticinando que, efectivamente, ella resultará electa).
Tan resuelto está el escenario actual desde hace rato, que uno puede entender perfectamente el excelente tino y lectura del momento qué hizo el partido comunista, que hizo trastabillar a su candidato en el último minuto. Pues entendió que el anticomunismo continúa siendo, lamentablemente, muy alto en esta patria, y el que Jadue siguiera en competencia, implicaba la muy posible pérdida del capital político que de a poco han acumulado en los últimos años, y que reservarán, me imagino, para poder por fin pelear en las urnas por sí mismos. Sin tener que hacer esos acuerdos con otros conglomerado, que hace que el resto, los que no le tememos a la “amenaza” comunista, si sospechemos de ellos. El comunismo tendrá excelentes posibilidades reales es unos cuatro o cinco periodos más, y su mejor candidata será Camila Vallejo, pero ya habrá tiempo para analizar eso.
Las candidaturas de MEO y de Parisi no merecen mayor mención. Imputaciones a ambos les sobran y fuera de compartir el ego por el cual insisten, lo mueve a uno un extraño fetiche, y al otro el eterno oportunismo de utilizar luego la experiencia, para engrosar el curriculum y seguir vendiendo embustes a cualquier incauto dispuesto a oírlo.
Llegados aquí, es oportuno reiterar que no nos confundimos. Con todo, Boric sigue siendo la mejor de las opciones con que se cuenta, digo, para no alejarnos tanto tampoco, de lo imaginado en algún momento como “nuevo Chile”. Pero aunque él puede entender, como nosotros, que la casa es simplemente bella solo por su estética, necesariamente debe también entender (y todos nosotros) que esa belleza no sería posible sin cierto gasto material. Y hay que insistir en eso: materiales de construcción, horas hombre, herramientas, etc… no puede errar así los números, porque es con números claros en la mano, con lo que se puede tener una real noción de lo que será posible hacer y lo que no.
Precisamente en esto se equivoca también el profe Artés (que es mi carta favorita, dicho sea de paso y por si se lo preguntan, en tanto única izquierda real como debe entenderse la misma), pues, si bien es cierto, yo mismo me haría una polera por cada frase que ha dicho, como que su programa no tiene precio, sucede que el programa sí debe tenerlo de todas formas, y los votantes debemos saberlo, porque, insisto en lo que no se puede negar, no habrá con que pagar nada en la caja chica (y eventualmente en la grande) de Palacio, por lo que es inevitablemente necesario reactivar la inversión. Y eso, aunque a mí mismo me molesta, no se logra con discursos incendiarios. No quedan tampoco potencias comunistas reales, como en la época de la guerra fría, que pudieran ser la carta secreta de apoyo por la cal el profe este tan confiado en la viabilidad de su propuesta. Tanto Rusia como China son tan capitalistas como «el imperio», y no parece interesarles otro modelo.
En rigor, nada de lo que proponga ninguno de los candidatos es en absoluto relevante, no porque carezca de posibilidades en sí mismo, sino que porque insisten en que se llevarán a cabo, números más números menos, sin detenerse un momento en que estamos en un país al borde de la quiebra, y que no habrán recursos disponibles para cumplir programas tan grandilocuentes.
Una propuesta de campaña realista y suficiente, sería detener la inflación y contener el desempleo, posible motor de nuevas manifestaciones de portento, independiente de quien termine cruzándose la banda tricolor.
Delira el columnista con su exposición de hoy, dirá usted querida lectora y lector. Puede ser, pero es todo tan predecible por estos lares, que la postergación de la discusión sobre la posible vuelta del voto obligatorio hasta después de la primera vuelta, y hasta de la segunda, tal vez, no es otra cosa que la posibilidad de seguir sacando estas cuentas más o menos certeras a las que apuestas sus cartas todos los jugadores.
El voto, herramienta insuficiente de una insuficiente democracia representativa, es de todas formas la posibilidad de mover algo las cosas, si es que todos hacemos uso de él. El descrédito constante de los contrincantes y el énfasis que la prensa pone en sus desaciertos, es otra herramienta más con la que se sigue potenciando esa idea de que “no hay nadie que valga la pena”, vale decir, para qué molestarse en hacerlo. Todo lo cual persigue el mismo fin, de que los cálculos hechos por los operadores políticos, tengan un margen de error lo más bajo posible.
Octubre de 2019 sí dejó huellas y no se puede negarlas, aunque no pocos se aventuran cotidianamente a aquello. Para empezar, instaló un nuevo “desde”. En octubre de hace dos años pasamos, en una semana, de tener como tema habitual, socialmente hablando, el último lío amoroso del futbolista y la modelo de turno, a nuestras deficientes condiciones de subsistencia y el abandono del Estado en un montón de temas cruciales para nuestro bienestar, y aún a nivel estratégico para la administración de la nación.
Hoy esos aspectos siguen estando igual de claros, tanto así, que constituyen la columna vertebral de todas las ofertas electorales que los diversos candidatos hacen; pensiones dignas, empleo y salarios justos, acceso universal a salud y educación de calidad, son aspectos que difícilmente saldrán de la retina de la población. Volverán, una y otra vez, a hacerse patentes en las nuevas manifestaciones que vengan, mientras las mismas continúen sin resolverse. Y eso que está en deuda, es precisamente lo que está hoy de aniversario. No debemos olvidarlo, porque manteniéndolo claro, es como pasaremos de recordar su falta, a conmemorar su logro, a pesar del difícil escenario actual.