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Alexandra Kohan, la feminista «incómoda»: Su lucha contra las funas, el dogma y el amor «indoloro»

Su nombre genera polémica dentro del movimiento feminista. La joven psicoanalista argentina ha publicado un libro que alerta sobre la creación de un nuevo dogmatismo, una idea del bien tan represivo como el que dice combatir. Y, de paso, ataca la idea de un amor higiénico en el que el dolor y lo tóxico se rechazan de forma ingenua. Psicoanálisis: por una erótica contra natura se llama su obra y ha hecho arder las redes sociales.

 

No todo se puede leer desde el feminismo, señala. «Es empobrecedor en eso mismo: en ver todo desde un solo punto de vista», expresa. «El feminismo pasa a ser una maquinaria extractora que se aspira todo» e impide cuestionar, tornándose en dogma: «se convierte en un monotema que no permite leer otras variables que no siempre pueden subsumirse en el feminismo».

 

Acusada incluso de anti-feminista, Kohan no se amilana y apunta sus dardos a la supuesta «ley del empate» al que juegan muchas feministas. «Amenazas hubo, sí. Se habló hasta de sacarme la matrícula. Y no es el primer caso en que una disidencia conceptual se castiga amenazando el trabajo». No cejó en su afán de que el feminismo vaya más allá de las consignas y se cuestione sus propias bases. «No me desvela tener que definirme como feminista porque no me interesa la declamación. Sí me interesa cuestionar ciertas prácticas, revisarlas, pensarlas».

 

A partir de ello, Kohan apuntó a las funas: «los escraches encuentran su goce en el abuso de poder, la violencia y el maltrato que es, paradójicamente aquello contra lo que se supone que estamos luchando. Los escraches silencian e intimidan, eliminan y expulsan: que yo sepa, eso es segregación. Va en la lógica de anular al otro, de impedirle tomar la palabra, de arrasar con su singularidad y con su posición de sujeto. Es una práctica de masa que termina arrasando con el otro y despojándolo de casi todo». Coincide en esto con la referente feminista y compatriota Rita Segato: «Estoy totalmente en contra del punitivismo y a favor de que se incluyan los varones en la lucha que estamos llevando adelante».

 

Para la docente de la Universidad de Buenos Aires, las funas evidencian que «las mujeres, habiendo padecido tan largamente dominación y sometimiento, tenemos derecho ahora a dominar y someter», lo cual no es nada emancipador, sino represivo, reproduciendo las lógicas que el feminismo dice combatir: «pienso el feminismo como un cambio de paradigma, un cambio de valores y no como la habilitación de la venganza».

 

¿“Si duele, no es amor”? Kohan ha cuestionado esta idea puritana de que las relaciones afectivas no tendrían secuelas. Tras la calificación de tóxico, el amor romántico sería enjuiciado a partir de un moralismo que no asume que cualquier relación afectiva implica un grado de dolor. «El slogan somos la generación a la que el amor tiene que dejar de dolerle o si duele, no es amor no hace sino producir culpas, frustraciones y angustias. Por otra parte, se pretende que se puede saber qué es el amor y dictaminar cómo debe ser».

 

Entonces decide escribir el libro, ante la realidad de esta «cruzada contra el amor romántico que encuentra su reverso en un nuevo Ideal, el que dicta: si duele, no es amor. En definitiva, se trata de una enunciación prescriptiva, un moralismo aplastante, un instructivo de usos y costumbres que está impregnándolo todo: los discursos supuestamente emancipatorios nos están llenando de nuevos preceptos: cómo hay que coger, cómo hay que amar, cómo hay que sentir«.

 

Fuentes:

 

Alexandra Kohan: “Los discursos supuestamente emancipatorios nos están llenando de nuevos preceptos: cómo hay que coger, amar y sentir”

https://ladiaria.com.uy/articulo/2019/6/el-amor-pharmakon-con-alexandra-kohan-y-su-planteo-contra-un-feminismo-elitista-esnob-e-individualista/

 

 

 

 

 

 

 

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