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Acerca del rol de los medios de comunicación y lo que se viene para la Salud Mental en Chile

Los medios de comunicación históricamente han tenido un gran poder sobre las masas, desde causar histeria colectiva ante la inminente invasión alienígena a causa de un radioteatro emitido en una señal abierta en los años 30, al servir en el levantamiento y bajada de candidatos a cargos públicos a través de la manipulación y lavado de imagen, hasta contribuir en la desestabilización de gobiernos populares adversos a la ideología dominante en Latinoamérica y el mundo. Y así cualquier artimaña que sea necesaria para distorsionar la realidad y aportar a la construcción de un relato socialmente aceptado por“consenso”. Muchos de estos ejemplos pueden recordar a experiencias pasadas y no tan pasadas, ya que más que nunca la información juega un rol importante en nuestras vidas, por lo que la construcción de estos relatos dominantes, van teniendo un correlato en la realidad concreta.

Como es de esperarse, el caso chileno no dista de la tendencia mundial, siendo los principales medios escritos y digitales manejados por grandes conglomerados económicos, quienes obviamente defienden sus intereses de clase y marcan la pauta según sea su conveniencia.

En medio de la emergencia causada por el coronavirus, esta semana comenzó a emitirse en un canal nacional la teleserie Historias de cuarentena, psicología online, la cual trata sobre un psicólogo realizando atención a distancia a consultantes que están sufriendo distintas problemáticas asociadas a la pandemia. Es curioso cómo se utiliza la psicología como ventana para relatar historias, en paralelo a que se recortan programas enfocados en la salud mental en escuelas, incluso siendo éstos respaldados por la evidencia científica en lo que respecta a su efectividad, como lo es el caso del Programa Habilidades para la Vida, o que la salud mental ante la crisis sea desplazada en la atención primaria y en la red hospitalaria, para evocarse estos espacios casi en su totalidad a la contención del virus, quedando miles de consultantes a la deriva. Siendo esto esperable, si se considera que la salud mental cuenta con tan sólo el 1,9% del presupuesto nacional de salud pública.

Ante este escenario desalentador, respecto a esta teleserie, cabe preguntarse en términos sistémicos, más allá de la facilidad que propician las circunstancias y el contexto para su grabación, ¿qué sentido tiene este síntoma en el sistema en el que vivimos?

En este momento existe una proliferación de problemáticas ligadas a la salud mental a causa del encierro, la violencia doméstica y de género (alza en un 70% de llamados de emergencia según cifras del gobierno), la inestabilidad laboral (más de 700.000 trabajadores/as pagando sus sueldos con su propio seguro de cesantía) y la comprensible incertidumbre respecto a que es lo que va a ocurrir en el mediano plazo. Esta teleserie se muestra bastante pedagógica respecto a lo que es la psicología y cómo puede contribuir al bienestar de las personas, lo que puede ser positivo en desmitificar y quitar algunos prejuicios respecto a nuestra labor, pero, quizás no está demás el suponer que esto puede significar la preparación para un inminente momento en el que se verá la necesidad de volver al trabajo y a la cotidianidad, y por consecuencia que estos problemas vuelvan a inhibirse para mantener la producción y reactivar la economía.

Aquí cabe cuestionarse el rol que desempeñamos los psicologxs y profesionales afines al área de la salud mental ante este escenario (y en la sociedad). Si vamos a ser cómplices de los gobiernos títeres del capital en la vuelta a la normalidad y encuadrar a los trabajadores de vuelta a la alienación que requiere el sistema para volver a recuperar su homeostasis, o nos evocaremos al desarrollo humano, atendiendo a la necesidad de las personas y en los casos que corresponda acompañar el cuestionamiento a las verdaderas causas que pueden estar en el trasfondo de su malestar, en un sentido más amplio, y ofrecer espacios que permitan la organización y transformación de las distintas realidades individuales y colectivas, que pavimenten el tránsito a algo mejor tras la crisis. Algo distinto a lo que se está intentando imponer desde el poder, en medio de la disputa por la hegemonía global y sus posibles repercusiones para la vida de los sectores populares más precarizados.

Jorge Velásquez, psicólogo del Centro de Atención Integral Las Raíces.

Padre Las Casas-Wallmapu, abril, 2020

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