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A propósito del colapso del FA: Una breve historia de la política parlamentaria

 

Por: Miguel Silva

En el mes de julio del año 1920, hace casi cien años, el padre del socialismo chileno Luis Emilio Recabarren señaló sobre las elecciones parlamentarias: “Si todos los federados al formar parte de la Federación (Central Sindical, la FOCH) se han propuesto realizar el hermoso programa de mejoramiento que tenemos ¿De qué manera se realizará más pronto? ¿Usando sólo nuestras fuerzas económicas con la huelga o usando estas fuerzas económicas junto con el voto político, hasta lograr tener mayoría parlamentaria, puesto que somos la mayoría electoral del país?”

El centro de gravedad, por así decirlo, de los trabajadores organizados estaba en sus sindicatos y la FOCH y ese movimiento crecía. A modo de ejemplo, en el año 1921 se fundaron 21 periódicos obreros. Entonces Recabarren podía tener confianza en que las ganas, la energía y el impulso de los trabajadores serían capaces de hacer contrapeso a esa telaraña pegajosa que es la burocracia, las costumbres y la corrupción parlamentaria.
Pero luego ocurrió la masacre de los trabajadores salitreros en San Gregorio, en febrero, hecho apoyado por el recién elegido presidente popular Alessandri a quien llamaron el “León de Tarapacá”. Alessandri fue elegido con el apoyo alegre de una gran mayoría de los mismos trabajadores, incluso de los federados de la FOCH.

A raíz de esto, quizás Recabarren cambió de tono y escribió: “Digo a los electores: ni voy a hacer leyes inútiles que violarán enseguida los capitalistas; o leyes que perfeccionen el sistema de esclavitud. Voy al Congreso a criticar y combatir al régimen de la explotación burguesa contra la Nación, y a señalarle al pueblo desde la tribuna parlamentaria el camino más corto para que alcance su completa libertad y felicidad”.

En ese tiempo, Recabarren era director del diario de la FOCH “La Federación Obrera”. Así se protegía de las amarras del “parlamento burgués”. Pero los años de ‘1920 eran muy turbulentos.

Un golpe por un sector de los militares. El suicidio de Recabarren. Otro golpe por otro sector de militares y la instalación del general Ibáñez del Campo como dictador-presidente ,gobierno que no aguantó el impacto de la crisis mundial de 1929 en adelante y acto seguido un grupo de renombre, en su mayoría masones, formaron una República Socialista.

Pero poco duró, se fundó el Partido Socialista y luego hubo peleas callejeras con las milicias fascistas que miraban con esperanza el futuro de Hitler en Alemania.
Frente a eso se armó una alianza, el «Frente Popular», que integraba a los flamantes “socialistas”, los comunistas, los masones y los agricultores liberales del sur. Iba a ser el contrapeso a la amenaza de los nazis criollos y un descanso parlamentario de los años muy turbulentos anteriores. En 1938 ganó las elecciones y formó un gobierno.

Fue durante los gobiernos del Frente Popular que se concretó de verdad la política parlamentaria popular. Nunca antes habíamos tenido la posibilidad de ser gobierno. Se consolidó usando el estado, construyendo la CORFO entre otros, para crear empresas y dirigir la economía. Los nuevos funcionarios estatales de CORFO y los parlamentarios del PS y PC se solidificaban en un grupo poderoso que dirigía también a los dirigentes nacionales del sindicalismo. Así se consolidó el trabajo parlamentario cuando los sindicatos eran relativamente débiles, y por ende, no había control externo sobre la obra de los parlamentarios.
Es cierto que en condiciones de debilidad, tener “amigos” en el congreso te puede ayudar a levantar nuevas organizaciones sociales ya que sus leyes logran hacer tu trabajo de base más fácil. Puedes avanzar y organizar más gente si usas bien las leyes, pero los aliados parlamentarios muy a menudo te cobran la ayudita cuando ellos necesitan calmar las aguas sociales con el fin de lograr una negociación entre cuatro paredes. Un “humilde parlamentario” se convierte en funcionario poderoso que manda y sube a una posición más bien de dominación que de ayuda. Pierde sus raíces.
Los gobiernos del FP terminaron en un gran fracaso, el PS se dividió en pedazos y se ilegalizó el PC trás la dictación de la «Ley Maldita» por parte de sus antiguos aliados.

Pero Chile cambiaba y el crecimiento en la industria nacional atraía cientos de miles de campesinos a las ciudades. Ellos y ellas se integraban sindicatos, pero no tenían las costumbres del sindicalismo burocratizado y fueron la base de la nueva central, la CUT, que nació en 1953.
El presidente de la CUT fue Clotario Blest que no era para nada un amigo del aparato parlamentario, más bien creía que los trabajadores tienen que organizarse fuera de ese mundo, emanciparse solos y solas. El sindicalismo independiente y fuerte tomó el lugar del sindicalismo controlado por parlamentarios. La CUT enfrentó el gobierno del ex dictador Ibáñez del Campo que ya era un populista renacido.
Mientras, paso a paso el PS y PC se recuperaban como consecuencia de la fuerza del movimiento popular y plantearon un nuevo frente diseñado para unir el pueblo en un Frente Amplio del Pueblo FRAP, incluso la flamante falange recién nacida (luego sería la DC).
Este frente sería una alternativa parlamentaria y se enfrentaba a la política independiente de la CUT de Clotario.

En fin, el FRAP ganó la competencia, Clotario renunció como presidente de la CUT y paso por paso nació la base de un nuevo movimiento, la UP. Los partidos populares ya eran mucho más grandes (por lo menos 300 mil militantes durante la UP) y parecía que las dos canchas, lo popular y lo parlamentario, eran dos facetas de la emancipación del pueblo. Pero ya sabemos que el parlamento es solamente una parte del estado y no podía derrotar solo a las fuerzas de los militares, los jueces y los patrones.

Luego de la dictadura, de a poco volvió a crecer la democracia parlamentaria. La política de la Concertación se basaba en el sacrificio de hoy para beneficios de mañana y las privatizaciones bajo Frei y Lagos debilitaban el estado para fortalecer el estado. ¡Es lo que hay, no tenemos alternativa, decían en voz baja!
…Y de tanto sacrificio, por tanto tiempo, nació la revuelta #ChileDespertó.

Aunque los gobiernos del Frente Popular crearon una nueva base industrial y así nos cambiaron la vida, las décadas de los gobiernos de la Concertación nos han convencido que la política parlamentaria negocia hoy para beneficios a mediano plazo, pero dentro de lo posible.
Por otro lado, los primeros años de la CUT de Clotario nos mostraron que la democracia popular negocia hoy para beneficios tangibles hoy. Esa democracia popular no tendría sentido si no logra cambios para hoy.

El Frente Amplio (FA)

El FA nació como una alternativa a la Concertación – Nueva Mayoría que estaba perdiendo fuerza y base como consecuencia de décadas de promesas postergadas.
Claro, las cosas si habían cambiado. Había menos «poblaciones callampas» y niños hambrientos que hace treinta años, pero también es cierto que los ricos son más ricos.Gran parte de la razón es que cada persona rica tiene un ingreso mucho más alto que antes, entonces en promedio, todos tenemos más.

El FA nació hace más o menos tres años en un período de poca movilización. Es decir, nació como un Frente de negociación parlamentaria en condiciones de debilidad de los movimientos sociales de los trabajadores y pobladores. Su política parlamentaria reflejaba esa debilidad así como la burocracia y control que el PS y PC ejercía sobre el movimiento sindical antes, reflejaba la debilidad del sindicalismo. La debilidad y el control son dos caras de la misma situación.

Pero la postergación de cambios reales grandes en la vida del pueblo terminó en el gran despertar. Cambió el país y millones de personas aprendieron que vale la pena marchar, pero los dirigentes parlamentarios del FA todavía estaban muy integrados en el proceso de negociación parlamentaria, al igual que en su momento los parlamentarios del Frente Popular y de la UP. A los diputados del FA les costó ajustarse a la nueva situación del despertar.

Creo que el FA no se adaptó al nuevo escenario porque sus dirigentes más conocidos eran – y son- los parlamentarios mismos. Es decir, el peso de la organización se centraba en el trabajo parlamentario y no está bajo el control de una estructura de disciplina extra-parlamentaria.
Distinto fue el caso en los tiempos de Recabarren cuando el peso de la organización del POS (y luego del PC) fue en el mundo sindical y en su central sindical FOCH, aunque también se complicó la situación porque algunos de sus militantes más conocidos eran diputados. O sea, distinto pero igual.
Y la independencia de la CUT de Clotario fue un interludio en el fortalecimiento del poder estatal y parlamentario, burocrático, de los partidos populares que se consolidó durante el Frente Popular y todavía existe.

En todo caso, quedó claro que para resistir la integración de los diputados en la maraña estatal, es preciso tener un movimiento popular fuerte extra-parlamentario.
Los diputados del FA también han perdido sus raíces porque han pasado mucho tiempo dentro de los cuatro paredes del Congreso y muy poco en reuniones públicas o en marchas. No tenían como sentir el pulso del despertar y por eso tantos “errores”.
La próxima vez, las organizaciones fuera del parlamento deben ejercer disciplina directa sobre sus parlamentarios porque el sistema es bien capaz de integrarlos en sus procedimientos, su burocracia, sus reglamentos.
Y sin esa disciplina, paso a paso, los parlamentarios se quedan ciegos a las consecuencias de sus acciones.

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