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A propósito de la UP y la Revolución Bolivariana ¿Cómo crear socialismo para poner fin al capitalismo?

Por Miguel Silva

 

 

Socialismo para muchos es un sueño. Sueño bonito pero nada más que un sueño. Sin embargo, sí podemos crearlo, si entendemos bien que no podemos poner fin al capitalismo “a medias” y por ende que tenemos que actuar  con firmeza para eliminarlo.

 

Mejor dicho, tenemos que tomar las medidas que comienzan a destruir el sistema de producción capitalista y crear un sistema de producción nuevo, eliminando las ganancias y sacando la riqueza de las manos de unos pocos, dejándola en las manos de la gran mayoría. No está demás repetir lo que recién se dijo en el informe anual del Oxfam: que 26 personas, multibillonarios, tienen tanta riqueza como la mitad más pobre de la población mundial.

 

En esta columna hablamos de la construcción de un nuevo sistema y hablamos de medidas que gobiernos “socialistas” deberían haber tomado. Pero no las tomaron y como consecuencia fueron derrotados por el mismo sistema que querían “cambiar”.

 

 

Mucha gente cree que no vale la pena creer en el socialismo por la simple razón que no funciona.¡Mira a las colas y la falta de bienes durante la UP! ¡Mira a la falta de remedios y la inflación de un millón por ciento en el año que tienen en Venezuela! Y está claro que lo que se estaba construyendo acá en la UP, u hoy día en Venezuela… no funcionó.

 

¿Por qué no funcionó y no funciona? … porque lo que intentaban e intentan hacer es un país nuevo, sin poner fin al país capitalista existente.

 

Digo eso, porque hay maneras de controlar la distribución y producción de bienes. Y de controlar el precio de lo que compramos. Pero durante la UP, y hoy en día en Venezuela, no usan esas herramientas de control, porque no caben dentro de la estrategia del gobierno.

 

Echemos un vistazo al accionar de un gobierno que quiere construir el socialismo de verdad, el socialismo desde abajo.

 

Podría entrar al poder con una serie de medidas que iba a instalar, sí o sí, formalizando lo que millones de trabajadores quieren, y lo que ellos mismos ya están implementando.

 

Por ejemplo, aumentar los impuestos a los que ganan más que 5 millones al mes, y a las fortunas de más de  un millón de dólares. El FA ya tiene algo similar en su programa. Con ese dinero, pasarán dos cosas. Primero, los ricos y poderosos van a comenzar a reclamar, y el gobierno nuevo va a tener recursos para comenzar grandes cambios.

 

Se podrían cerrar las isapres y pasar las clínicas privadas al sector público, eliminando así sus ganancias.

 

Se podría  otorgar educación gratuita para todos y pasar las instituciones privadas, colegios, instituciones técnicos y universidades, al sector público, eliminando así las ganancias. Se podía entregar la luz, gas y agua sin costo a todos los pensionados. Se podría pasar toda la tierra disponible para construcción de casas, al sector público y comenzar a paliar el déficit de viviendas.

 

Bueno, algunos dicen que este tipo de “programa” es imposible de realizar, porque los ricos y poderosos no lo van a aceptar, y tampoco los otros  que ya tienen una vida más o menos agradable. Pero si aceptamos que no vamos a hacer cambios si hay oposición, mejor quedarnos en la casa.

 

Es cierto que va a comenzar a crecer una oposición fuerte, de los que no quieren compartir su riqueza con nadie más… Van a comenzar a sacar su riqueza del país, aumentar sus precios, cerrar sus negocios, conversar con las FF.AA. En fin, proteger su hacer lo que corresponde a  su posición de clase.

 

¿Qué hacemos entonces?

 

Por ejemplo, para parar el flujo de riquezas que sale del país, el gobierno con la ayuda de trabajadores bancarios, podría poner tope de un millón de pesos diarios de retiros o traspasos de las cuentas bancarias. Podría controlar las transacciones internacionales entre bancos y entre empresas.

 

Obvio que los créditos que generalmente se otorgan entre los bancos centrales o instituciones internacionales como la FMI, van a estar cortados, entonces, habría que inventar otras formas de controlar créditos. En Grecia, el gobierno tuvo que enfrentar esta misma situación, pero al final, se rindió a la fuerza de los poderes de la Unión Europea.

 

Para controlar la producción, desde bienes como tallarines y toallas higiénicas, hasta el agua y la luz, los trabajadores de esas empresas tendrían que controlar sus empresas, democráticamente. Siguen pagando los sueldos, pero eliminan las ganancias, produciendo “a costo”. Y comienzan a trabajar en forma más eficiente, eliminando, por ejemplo, algunos de los tipos de productos de  fabrican.

 

Para distribuir los bienes, los trabajadores de los supermercados, los mall, las bodegas y empresas de logística y las empresas de transporte, toman control y comienzan a cambiar la forma de distribuir. Algunos bienes se distribuyen gratis, según el tamaño y edad de las personas que tiene cada familia. Por ejemplo, podría estar entregado sin costo harina, aceite, té, azúcar, y leche.

 

Algunos dirán: ¡No va a funcionar, porque las familias van a  llevar más que les corresponde, y las empresas que producen esos bienes no van a tener ingresos si no venden sus productos!

 

 Bueno, es cierto sin control democrático, los malos se van a cagar a los buenos, entonces en las comunas, las organizaciones base van a emitir una tarjeta donde se dice cuáles son los derechos de una familia.

 

Y las empresas van a recibir el valor de los bienes entregados, del banco popular. ¿De dónde saca esos recursos ese banco tan popular? Publica, o imprime, una divisa interna que se usa en vez del peso. Existe ese tipo de divisa ficticia, por ejemplo el bitcoin o la UF. El banco emite esas divisas, las entrega a la empresa que distribuye gratis, según el valor de los bienes que la empresa entrega.

 

¿Cómo se sabe cuánto vale un producto? Es el promedio de los precios de venta de los productos antes de la revolución, descontando las ganancias de la empresa. Los contadores y el departamento de informática de las empresas tienen acceso a esas cifras. Se transmiten los precios por internet (si no lo han cortado) o por un programa en la Tele, y los trabajadores en cada comuna se organizan para aplicar los precios en las tiendas. Claro, nada de esto va a funcionar sin democracia de base. Por esa razón, la burocracia  y otros vicios del “capitalismo del Estado desde arriba” son el veneno mismo porque ponen límites falsos a la democracia y control desde abajo.

 

La inflación es nada más que el aumento en los precios, y esos precios podemos fijar y así controlar si tenemos millones de personas activas, tomando sus lugares en sus propias organizaciones. Fácil sería controlar los precios en ese caso. En el caso de Venezuela y su tasa de inflación de un millón por ciento, los millones de trabajadores no están organizados en sus propias organizaciones desde abajo hacia arriba, entonces no tienen cómo controlar los precios. Por otro lado, la falta de bienes importados depende, en un sentido, como vamos a ver abajo, de la exportación de la revolución de verdad.  

 

¿Qué pasa con las importaciones y exportaciones?

 

Bueno, es más que obvio que las empresas que exportan a un país en revolución, van a cortar sus negocios. Y las que compran los bienes que se exportan van a imponer un embargo. Eso es sentido común, es lo que pasó durante la UP, y es lo que pasa hoy día en Venezuela.

 

¿Qué hacer, entonces?

 

Por un lado, se transmite la revolución por la radio y la Televisión. Ver una revolución de verdad, el socialismo desde abajo de verdad, es tremendamente  impactante. Los trabajadores de Argentina, y Brasil, mirando lo que hacen sus hermanos chilenos, van a sentir los vientos del cambio. Y podría organizarse en dos sentidos. Primero, apoyando nuestra revolución con medicamentos y todo tipo de campañas. Y también organizando su propia revolución.

 

Pero hay otras formas de romper un embargo… es a través de las “ofertas especiales”. Vender cobre a China a un precio “demasiado barato”, con pago en remedios u otros bienes escasos. Eso no es decir que hay que esperar que las empresas chinas sean distintas, pero existe competencia en el mundo entre empresas de uno u otro   centro de capitales, y habría que aprovecharse de ese hecho.

 

Bueno, ha sido una discusión “en el aire”, pero por lo menos para mí, es una discusión más aterrizada que esos mitos que nos intentan a convencernos que hay una vía “a medias” a una país nuevo.

 

No hay un camino “a medias”, entonces todo depende de nuestras capacidades de controlar democráticamente nuestras vidas, crear un nuevo país y exportar nuestra revolución.

Comentarios (4)

  • Alejandra Lacabaratz

    Buenísimo… gracias.

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    • Miguel silva

      Hay otras columnas sobre temad varios en la pagina de la revista. Esprro que te van a servir. Saludos miguel

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  • Marína

    Muy buen artículo gracias

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    • Miguel silva

      Hay otras columnas sobre temad varios en la pagina de la revista. Esprro que te van a servir. Saludos miguel

      reply

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