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«44 años de la Invasión China a Vietnam» por Nicolás Valenzuela

Por: Nicolás Valenzuela

Los juegos geopolíticos, muestra la historia de manera contundente, están por sobre las ideologías. La invasión China a Vietnam, iniciada un 17 de febrero de 1979, es otra muestra de aquello.

Tanto Vietnam y China eran países comunistas. Entonces ¿Por qué se enfrentaron?

Bueno, hay que ir un poco más atrás del año de la guerra. A fines de la década de los 60 las relaciones entre la República Popular de China y la URSS venían deteriorándose. Por un lado, habían disputas territoriales que existían desde el siglo XIX, época en la que el Imperio Ruso, aprovechándose del siglo de humillación chino, obtuvo vastos territorios en el extremo nororiental de Asia y consolidó la independencia de Mongolia. Espacios que China siempre ha considerado como propios. Luego, estaban las desaveniencias sobre la conducción del comunismo internacional, en materia política y económica. Finalmente, Pekín se veía cercada por países pro soviéticos (Mongolia, Afganistán, Vietnam) lo cual levantaba sus milenarios temores geopolíticos: ser rodeada por un grupo de países aliados entre sí.

La fricción llegó a tal punto que se apostaron en la frontera siberiana, de lado y lado, millones de tropas. Hubo interncambio de fuego. Un centenar de fallecidos por cada potencia en marzo de 1969. Antes que sus enemigos imperialistas, China y la URSS se volvieron, respectivamente, en sus principales focos de amenaza. Para septiembre de ese mismo año, las aguas se habían tranquilizado. No obstante, las distancias eran insalvables.

El quiebre definitivo se produjo con la alianza entre EEUU y China y la célebre reunión Nixon Mao de 1972. En concreto, China decidió volverse un aliado de EEUU en materia internacional, combatiendo a todos los movimientos pro soviético en el orbe, sin renunciar a ello a la disputa ideológica con el hegemón. Con el ascenso de Deng Xiaoping, tras la muerte de Mao, la alianza con los norteamericanos se profundizó. Un ejemplo: mientras los cubanos estaban en África luchando de lado de las fuerzas pro comunistas, los chinos se articulaban con EEUU y las fuerzas conservadoras.

Desde ese entonces, dicho sea de paso, las grandes fábricas norteamericanas se apostaron en China, empezó la transferencia teconológica y las relaciones comerciales de ambos países comenzaron a estrecharse hasta lo que son hoy en día (principales socios comerciales).

Vietnam, por su parte, había sido en la antiguedad nación tributaria del imperio chino. Recientamente había ganado su independencia a manos de los franceses y los yankis y sabía que sus posibilidades geopolíticas, para no volver a caer en un especie de estado tributario o dependiente de China, estaban por articular una federación en el sudeste asiático que pudiera contraponerse al gran peso de Pekin. El ascenso de los jemeres rojos en Camboya (maoistas, pro China) alertó a Hanoi, pero lo que llevó a ambas naciones a la primera guerra entre comunistas en Asia, en 1977, fueron las reiteradas incursiones de los camboyanos en territorio vietnamita y la matanza de civiles.

Vietnam tomó la decisión de invadir Camboya. Derrotó a los jemeres rojos e instaló un gobierno pro Hanoi. China no podía mantenerse indiferente ante el peligro de ser rodeada por fuerzas soviéticas y para contener las ambiciones vietnamitas de una federación en el sudeste asiático utilizó la estrategia de una guerra de disuación o guerra preventiva, pasando completamente por alto la alianza militar defensiva y recíproca que Vietnam tenía con la URSS. A esto, Henry Kissinger le llamó «tocar el trasero del Tigre». En los hechos, Moscú no hizo nada más que enviar ayuda militar.

Si bien el Ejército Popular de Liberación no conquistó el país de Ho Chi Minh, lo cual en un primer momento se vio como una derrota, a la larga China consolidó su poder estratégico en la región, desarticuló de manera definitiva la posibilidad de una federación vietnamita en el sudeste asiático y con ello debilitó la influencia soviética en la zona.

Hechos dramáticos por cierto, con miles de muertos, pero una lección histórica y geopolítica de gran profundidad.

 

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